Como el personaje de aquella entrañable película de Pedro Infante “Pepe el toro”, así ha andado el gobernador Alfonso Durazo en las semanas recientes.
“Ya llegué vieja…ya me voy vieja”, solía decir aquel apurado sujeto que apenas llegaba de un trabajo, se cambiaba de inmediato de uniforme y salía disparado a su otro empleo.
Y es que apenas llegó de Bélgica y rindió un reporte frente a la prensa de sus actividades en el extranjero, Durazo Montaño hizo de nuevo las maletas para salir a la Ciudad de México a desarrollar otra agenda pendiente de trabajo, de la que suponemos habrá de dar reportes apenas regrese, así como lo hizo el lunes.
Es deseable sin duda que los trajines del mandatario tanto nacionales como internacionales rindan frutos en alguna de las etapas de su gobierno, porque al principio lo que nos queda claro es que pica y pica piedra, sobre todo con su programa insignia: el Plan Sonora de Energía Sostenible.
Uno de los temas que ocupó, aunque creemos que no debería, la agenda del mandatario es la que refiere a las caprichosas demandas de Napoleón Gómez Urrutia y sus sufridos seguidores de la extinta sección 65 del sindicato minero, que aún reclaman el cumplimiento de una serie de demandas.
Son reclamos que por cierto no le toca resolver a Durazo sino a su líder sindical, pero mañoso como él sólo Napo encontró de administrar el conflicto a costillas de sus seguidores, para obtener él los mayores beneficios políticos posibles.
Vaya pues, que esos mismos mineros juraban que llegando Gómez Urrutia al senado se resolverían todos sus problemas.
Oh sorpresa, el único problema que resolvió Napito fue el suyo.
ERA OBVIO
El presidente López Obrador y su bancada acaban de obtener el primero de los que pueden ser varios reveses en su intento de debilitar al Poder Judicial de la Federación.
Ayer un juez federal del estado de Chihuahua concedió la suspensión provisional contra la desaparición de 13 de 14 fideicomisos cuya extinción se había decidido por la mayoría de MORENA y sus aliados en el Congreso de la Unión.
Será muy triste ver al presidente en la mañanera del miércoles embistiendo con su narrativa a magistrados, jueces, etc. en medio de la tragedia que vive Acapulco.
Porque ya sabemos que para él hay prioridades y una muy clara es debilitar tanto como pueda al único poder que no se le ha sometido.
No hace falta ser brujos ni apostar nada, si cuando la tragedia tenía 24 horas de haber sucedido, él estaba presumiendo en Palacio Nacional sus índices de popularidad.
Y en esta ocasión no será diferente.
La Tijera es un texto confeccionado con recortes que aporta el staff de colaboradores de sergiovalle.mx
Cuidado con aquel que ande descosido.