El filme polémico que se decía que la sociedad mexicana no apoyaría por la trama que involucraba a un sacerdote, su entorno y sus decisiones cumple dos décadas de haberse proyectado en las salas de cine nacionales.
La corrupción, el narcotráfico, las relaciones sexuales entre los miembros de la comunidad católica y el ataque a la libertad de expresión, entre otros temas, fueron retratados en el filme producido por Alfredo Ripstein.
En un principio Ripstein había elegido a Alberto Isaac (“El rincón de las vírgenes”) para adaptar la famosa novela escrita por el portugués Eça de Queirós a finales del siglo XIX, pero éste, sin informarle a su contratante, decidió vendió el texto provocando que el proyecto se colocó en un cajón.
La película tardó 20 años en hacerse y una vez concluida, algunos de sus creadores recibieron amenazas de muerte.
Ripstein llamó al cineasta Felipe Cazals (“Canoa” y “Las poquianchis”) para que se hiciera cargo del filme dándole un adelanto económico; sin embargo, tras pasar los meses y sin avances, el productor prefirió retirarle la invitación a Cazals.
Entonces, apareció Carlos Carrera, quien había dirigido “La mujer de Benjamín” y fue galardonado con la Palma de Oro por “El héroe” en el festival de cine de Cannes, quien quedó enamorado del texto origina que cuestiona los vicios de la iglesia.
Carrera y el escritor Vicente Leñero trabajaron para darle forma a “El crimen del padre Amaro” con algunas adaptaciones respecto al trato que reciben las mujeres en la novela de De Queirós y se eligieron a los actores.
Gael García Bernal, de 23 años, y Ana Claudia Talancón, de 21, fueron los protagonistas de la película filmada en la Ciudad de México, Xico y Coatepec en Veracruz y Texcoco en el Estado de México.
Para la realización de lo que era un polémico proyecto se invirtió 15% del presupuesto del extinto Foprocine y se enfrentaron a problemas para conseguir el recurso de la producción, porque las empresas no midieron el éxito que tendría la película.
“El crimen del padre Amaro” se estrenó en las salas de cines el 16 de agosto de 2002, bajo la sombra de la polémica, enfrentando las anticampañas de grupos conservadores como Provida y la de los sacerdotes en los sermones de las misas.
“Nunca nos imaginamos que habría esa reacción, llegaron amenazas de poner bombas en los cines y amenazas de muerte para mí; llegué a tener dos personas puestas por la distribuidora (Sony) que me cuidaban y claro que da miedo”, explicó Carlos Carrera.
Una vez que fue proyectada, la película fue vista por más de 5 millones de personas, una cifra récord en ese tiempo para el cine en México; además, se logró una nominación al Oscar en la categoría de Película en lengua extranjera.
Fuente vanguardia.com.mx