Por Germán Lohr
De nueva cuenta el Presidente de la República con el reversazo a la ley de la industria eléctrica envía otra iniciativa la del litio a fin de asegurar la exclusividad de su explotación en manos del Estado.
De acuerdo a los especialistas del Servicio Geológico Mexicano este mineral que es un medio para almacenar no producir energía, no es fácil de explotar ya que su procesamiento aparte de costoso no es viable dada la escasa tecnología actual.
Países como Chile, Argentina, China, Australia y Canadá por citar algunos y con apoyos del sector privado nos llevan ventaja al ser los principales productores y comercializadores del mismo.
Lo anterior no solo es una ventaja comparativa sino competitiva en cuanto a experiencia probada y en marcha, sino que su explotación es más rentable en cuanto a pureza del mineral se refiere.
Ya que este se encuentra en la superficie en sales y no en rocas de arcilla como el descubierto en estados como Sonora, Jalisco y Puebla lo cual dificulta y encarece su explotación final de acuerdo a los expertos.
El hecho de manejar este recurso como estratégico y el pretender explotarlo a través de una empresa paraestatal con la experiencia de Pemex y CFE, amén de lo limitado de nuestras finanzas publicas prácticamente nos pone cuesta arriba.
Lo reitero, pretender que una sola empresa quiera explotarlo, explorarlo, extraerlo, procesarlo y venderlo se constituye de entrada en una gran limitante o barrera de entrada ya que son proyectos de alto riesgo que por lo menos llevan 20 años en desarrollarlo a plenitud.
Estamos en pañales en cuanto a conocer a fondo la realidad del litio ello a pesar que estamos en el lugar 10 de 23 países con reservas aun por certificar y ya alzamos las campanas al vuelo lo que suena a demagogia pura.
Se entiende que se puso de moda y que su precio antes y después de la pandemia ha crecido bastante al ser visto como el oro blanco del futuro.
De momento este mineral que ya se usa en baterías y computadoras al igual que en autos eléctricos tendrá otros usos ni dudarlo empero de allí a nacionalizarlo sube el cero y no toca.
En pocas palabras no se requiere nacionalizarlo como se asegura ya que de acuerdo al 27 constitucional todo lo que hay en el subsuelo es de la nación y suena pues a más de lo mismo o lo mismo sin más.
De momento con la actual tecnología y la escasa exploración los números no están a nuestro favor y no deja de ser otro mito genial ya que de estratégico no tiene más que lo inventado por nuestras autoridades en el centro del país.
No está demás comenzar a dimensionar y lo digo a pesar que el actual gobierno federal desapareció la subsecretaria de minería, en revisar a detalle este potencial.
Hay que ver cuántas reservas existen y que tan viable es su explotación no se diga de donde saldrán los recursos y de que montos se estarán hablando. Y es que como dice el viejo refrán que apenas el gallo está pisando a la gallina y ya queremos comer pollo.
Si queremos avanzar hay que analizar a los países más exitosos en cuanto a negocio se refiere y no irnos con la finta de Bolivia cuyo modelo estatista no es de avanzada.
No solo eso se requiere poner la lupa en su explotación y viabilidad financiera ya que demanda no solo capital y tecnología sino fuertes cantidades de consumo de agua y no deja de ser contaminante y provocar degradación ambiental.
He dixi.