En México, cada vez son más las mujeres que tienen una carrera profesional; sin embargo, aún son pocas las que ocupan cargos directivos o de toma de decisiones en las empresas o los mandos medios de Gobierno.
De acuerdo con datos de los Censos de Inegi, en 1990 solamente 21.3% de las mujeres mayores de 15 años tenía Educación Media y Superior, mientras que al 2020 el porcentaje se elevó a 44.9%.
Pero en contraste, de acuerdo también con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo de Inegi, en 2022 entre los jefes y supervisores de trabajadores industriales el 70% son hombres y solo el 30% mujeres.
En el caso de directivos del sector público y privado, 61% son hombres y apenas 39% son mujeres.
Para profundizar en los elementos que impulsan o frenan el desarrollo profesional de hombres y mujeres, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) levantó recientemente una encuesta entre mil 597 personas para conocer sus percepciones sobre el crecimiento laboral con una perspectiva de género.
Así, según los resultados, aunque la mayoría de las personas encuestadas consideran que sus ideas y opiniones se toman en cuenta, en el caso de las mujeres tienden a confiar menos en ellas mismas, pues 52% reconocen dudar sobre la calidad de su trabajo. En contraste, en los hombres esa proporción es de solo 35%.
De acuerdo con el IMCO, las tareas de cuidados en casa pueden cambiar la trayectoria de crecimiento profesional, en especial para las mujeres. Salir del mercado laboral, así como ajustar las cargas de trabajo, les podría repercutir a futuro en la posibilidad de llegar a puestos laborales más altos. Al respecto, la encuesta revela que 8 de cada 10 madres que hoy están en la fuerza laboral ajustaron sus cargas de trabajo u horarios laborales, en contraste con solo la mitad de los padres.
Para lograr que más mujeres permanezcan en el mercado laboral y lleguen a puestos de mayor jerarquía, advierte el IMCO que es necesario elevar el nivel educativo de las mujeres y adaptar los entornos laborales para que sean más inclusivos. Para ello, el organismo propone:
1.- Promover la educación formal y continua para que más mujeres participen en sectores y ocupaciones en los que están subrepresentadas. Entre estas acciones se podrían contemplar opciones de cuidados para las madres que estén estudiando y no tengan acceso a centros de atención infantil.
2.- Ofrecer flexibilidad de horarios y espacio de trabajo para todas las y los colaboradores, con el fin de no reforzar roles de género ni perjudicar el crecimiento profesional de las mujeres.
3.- Finalmente, diseñar programas corporativos de reclutamiento para atraer el talento de mujeres y hombres que pausaron su carrera profesional. Estos programas empiezan con capacitaciones para actualizar habilidades, aprender sobre nuevas tecnologías y conocer avances en su campo que surgieron durante su ausencia. Después, ese grupo sería elegible para concursar por una vacante en igualdad de circunstancias.