El hecho de que personal de la Secretaría de Seguridad Pública visite escuelas de educación básica en algunos municipios de Sonora para presentar el Protocolo Salva, tiene sus razones.
Con este programa que se trabaja en conjunto con la Secretaría de Educación y Cultura, SEC, existe el propósito de que los niños y jóvenes aprendan a identificar la violencia intrafamiliar y de género y la denuncien al 911.
Esto se debe a que Sonora ocupa el tercer lugar nacional de llamados para denunciar violencia familiar al 911. Los primeros lugares son Ciudad de México y Guanajuato, respectivamente; según información proporcionada por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, SESNSP.
Nuestra entidad tiene el registro de haber acumulado 7 mil 742 llamadas de este tipo entre enero y febrero; mientras que Ciudad de México tuvo 12 mil 195 y Guanajuato 9 mil 195.
Estas son tan solo las cifras oficiales nada honrosas, están además aquellos actos de violencia que no se denuncian por temor al qué dirán, por el miedo de reportar el hecho mientras se vive con el agresor y también por temor o la falta de cultura de denuncia para romper el círculo vicioso en casa, que puede convertirse en un patrón de conducta.
Gabriela Herrera, directora de Jurídicas feministas, dio a conocer que la violencia familiar y sexual son los tipos de abuso que más sufren las mujeres en Sonora, pero no las denuncian por incompetencia de las autoridades para protegerlas como víctimas y defenderlas.
También atienen casos de violación, abuso sexual infantil y violencia económica por incumplimiento de obligaciones familiares y de pensión alimenticia.
Aunque las mujeres (y los niños) sepan identificar los tipos de violencia que se generan en los espacios donde conviven, no todas se sienten con la seguridad de reportar al 911 lo que sucede, porque temen a las represalias.