Por Germán Lohr
Vaya que resulta interesante explorar el comportamiento del mercado del maíz en las condiciones geopolíticas de la actualidad, dada la incertidumbre que nos envuelve.
Variables de todo tipo acompañan al alza a este cereal sea pandemia, guerra, cambio climático, aranceles, precio del petróleo. Todas juntas o por separado impactan tanto su producción como sus costos y precio final.
Hay seis países responsables de casi 80% de la oferta mundial de maíz que el año pasado rebasó los mil millones de toneladas y que enumero en orden de importancia, Estados Unidos, China, Brasil, Francia, Argentina y Ucrania.
Este último país en conflicto con Rusia ha triplicado su área sembrada y duplicado su rendimiento por hectárea del 2005 a la fecha y es quien surte a la Unión Europea y China a pesar de ser el segundo productor mundial.
Lógico es suponer que el conflicto bélico es el causante número uno de las alzas del cereal, sin embargo, a la par están los costos de producción crecientes de fertilizantes y semillas híbridas.
La urea y el amoniaco junto con el diésel más que cualquier otra cosa han provocado las alzas exageradas de este grano estratégico para el consumo humano y animal.
La urea, por ejemplo, que el año pasado costaba 8 mil pesos la tonelada se triplicó y ronda arriba de los 26 mil este año. Aunado a lo anterior, fenómenos como el cambio climático están pegando fuerte en regiones productoras de granos como Brasil y Argentina.
Particularmente, los efectos del fenómeno de la niña que presentan cuadros de pocas lluvias y altas temperaturas ponen en riesgo el rendimiento del próximo ciclo agrícola generando también demasiada volatilidad en los mercados agrícolas del mundo.
El consumo mundial de maíz lleva ya casi una década creciendo de manera sostenida tanto humano como industrial y el 2021 se produjeron 1,182.6 millones de toneladas con precios fluctuantes entre 260 y 305 dólares la tonelada.
Obviamente que el conflicto de Ucrania y Rusia ha disparado estos precios rebasando los 350 dólares la tonelada por lo que se advierte que hay pláticas en los altos niveles de la Unión Europea con estos países para dejar fluir su comercialización.
En cuanto a México, la producción de este grano ronda las 27.5 millones de toneladas al año, pero la demanda actual alcanza los 45.2 millones de toneladas luego entonces somos deficitarios en este renglón.
Por otro parte, no hay que olvidar que entre las medidas acordadas en el Pacic esto es el Paquete Contra la Inflación y la Carestía anunciado recientemente por el gobierno de la 4T se decidió quitar aranceles a varios granos de importación a fin de contrarrestar la inflación.
Adicionalmente se anunciaron compras de medio millón de toneladas maíz por parte del mismo gobierno (Segalmex) a productores de Sinaloa para comercializarlas a través de sus filiales para paliar en parte los compromisos pactados.
Dicho de otra manera, lo que debe de suceder es que se estabilicen los mercados tanto energéticos como de granos básicos ya que a medida que se vayan resolviendo los conflictos que traen al mundo de cabeza iremos viendo la luz al final del túnel.
Mientras tanto no hay que quitar el dedo del renglón y voltear en serio al campo mexicano, pero sin tanta demagogia y con programas reales que apoyen la producción y al productor sin descuidar el uso y la cultura del agua.
Se necesita pues hacer realidad este refrán sin maíz no hay país sumado al clamor generalizado que sin confianza e inversión tampoco.
He dixi