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Salud y nutrición en México 2023

por German Lohr Granich

Ensanut, es la encuesta de Salud y Nutrición que se aplica a nivel nacional al menos en los últimos cinco años, de manera consecutiva, lo que nos permite contar con un panorama general en esta materia.

Con estos datos se pueden establecer comparaciones de varios indicadores que miden avances o en su caso retrocesos como veremos a continuación.

Empecemos por conocer ¿qué parámetros se miden en esta encuesta’? Entre otros están las coberturas de vacunación, la prevalencia de enfermedades crónicas-degenerativas y la nutrición en general.

En este tenor, se puede cotejar que no hay logros visibles en el sexenio en cuanto a enfermedades como la diabetes un botón de muestra, mal abrochado, por cierto, o la obesidad y el sobrepeso en niños, adolescentes y adultos en general.

De entrada, se ve que no hay ninguna acción o política relevante que al menos frenara la obesidad y la diabetes que va en aumento desde 2006 a la fecha al pasar de 14.4% a 18.3% en 2022.

El sello de la casa, o el sueño guajiro ha sido el recorte, la prisa burocrática por destruir programas que funcionaban por otros como el Insabi que nació y murió sin pena ni gloria y hasta la fecha el sector sigue patas arriba.

Prisa, estupidez e inmediatez ha sido este periodo que habrá de dar mucho de qué hablar cuando se revisen todos y cada uno de los programas y políticas fallidas que muestran un gran derroche de gasto público.

A pesar de contar con un sistema de salud gratuito la numeralia nos dice que 49%, casi la mitad no tardamos en llegar, se atiende en el sector privado, que cada vez nos cuesta más de nuestros bolsillos.

Del total de servicios privados en 2022, 22.4% fue en consultorios, 17.7% en locales adyacentes a las farmacias, y 3.3% en hospitales. La Ensanut registra una tasa en aumento por segundo año consecutivo.

Pero bueno, no hay que perder de vista que desde 2010, cuando se permitió la venta de antibióticos con receta, las farmacias crecieron como la espuma y ejemplo de esto lo tenemos en la capital sonorense.

Sigue aumentando la atención privada, incluso hay derechohabientes del IMSS e Issste que acuden cuando resienten un problema de salud, empero, sigue existiendo conflicto de interés.

Conflicto serio que hay que atender ya que no deja de ser lucrativo el negocio de disparar recetas a diestra y siniestra en consultas, a veces más rápidas eufemísticamente hablando, que la pistola del General Obregón.

La encuesta menciona que 71% de la gente que va a consulta privada aun contando con seguridad social tiene que ver con el acceso -léase tardanza-, en la atención pública al igual que la percepción de la calidad en el servicio.

Hablar de acceso, quiero aclarar, es destacar entre otros motivos las distancias de los centros de salud, los horarios de atención y las barreras burocráticas que muestran que estamos aún lejos de Dinamarca.

Ya veremos si en el sexenio que viene se pone orden en cuanto al diseño institucional del sistema de salud y al mismo tiempo, se lleva a cabo una revisión y evaluación seria en términos del desempeño.

Falta mucho por desarrollar en términos de calidad, eficiencia, equidad y acceso a la salud universal. pero sin duda se requiere ir cambiando de paradigma e ir dejando a un lado el énfasis solo puesto en la enfermedad y el curar.

Necesitamos pasar de este al nuevo paradigma de la prevención y promoción de la salud, creando -justamente- más salud entre la población tanto física como mental.

Vaya que nos quedaron a deber los de la 4T, y a las pruebas me remito.

Eso de querer ser danés, como dice un amigo, es comparar limones con cerdos y obvio no caben en la mano.

He dixi

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