Por Germán Lohr
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi, ENOE, arroja datos relevantes para comentar, particularmente, en cuanto a las razones del abandono laboral.
Durante el primer trimestre del año, más de 773 mil trabajadores dejaron o renunciaron a sus empleos a nivel nacional, lo que suele ser un fenómeno recurrente dada la dinámica del empleo.
Según la ENOE hay cinco razones para abandonar el empleo como lo confirman 3/4 partes de las renuncias registradas donde dos de cada 10 personas menores de 29 años lo hacen para seguir estudiando.
Casi 75% de las renuncias registradas lo fueron en primer lugar por: continuar estudios (19%); seguido por deterioro de condición laboral y riesgo en salud (16%); superación personal (15%), matrimonio o embarazo (14%) y la quinta razón por conflictos laborales (8%).
Con esto no quiero decir que no haya otras causales de abandono que impacten el mercado laboral como puede ser el tema de la violencia e inseguridad en calles y transporte público entre varios otros.
El punto a destacar es que en estos dos años de Covid-19 no se habían observado cifras elevadas de abandono del empleo sino al contrario habían sido las más bajas de los últimos 15 años.
Sin embargo, estas de nuevo comienzan a repuntar producto de la reactivación económica mundial y nacional reflejada en la generación de nuevos empleos con sus acompañantes la rotación y el abandono.
No cabe duda que la pandemia alertó la percepción de riesgo de salud y la necesidad bien fundada de acceder a buenos servicios públicos a través del empleo gran motivación por cierto para conservarlo.
Lo mismo creo yo tendrá que suceder con los apoyos de parte de las empresas para los que estudian y trabajan ya que ha sido la principal razón mencionada en esta encuesta para abandonar o rotar el empleo en algunos casos más allá de los sueldos y salarios.
Por otra parte, si queremos garantizar mejores condiciones de vida para las personas y vencer la rotación de personal sea por matrimonio, embarazo o crianza de los hijos hay que mejorar los entornos laborales y las áreas de oportunidad que se presentan.
Foto foroeconomico.org
Ofrecer políticas orientadas a la retención de la gente se logra siendo más incluyente y receptivo sobre todo con las mujeres por lo que hay que invertir tiempo y dinero en estos temas.
No olvidemos que en estos dos años de pandemia por cada nuevo empleo generado han salido dos que han perdido su empleo y están inactivos, en muchos casos desalentados.
En el país hay un 32.4% de población disponible o Población No Económicamente Activa-PNEA- que abarca más de 7.5 millones de personas en espera de encontrar un mejor empleo formal.
Justamente la Organización Internacional del Trabajo-OIT-, considera que este aumento de la inactividad laboral es una de las razones de gran peso de la actual crisis laboral en América Latina.
La buena noticia, dirá la 4T, es que vamos creciendo en materia de empleos y, la mala sería que aún no recuperamos los niveles anteriores a la pandemia por lo que no hay que echar las campanas al vuelo y recordar que un globo no hace la fiesta.
Hay que continuar promoviendo la inversión y buscar detonar otros motores económicos sin olvidar proyectos estratégicos relacionados con la disrupción tecnológica, la transición ecológica y la mayor vinculación con nuestros vecinos del norte entre otros pendientes.
He dixi