Daniel Arizmendi, alias “El Mochaorejas” es un personaje de finales de los noventa con el que nadie quería encontrarse, ni con él ni con su banda. En 1998 fueron detenidos en Naucalpan, Estado de México, poniendo fin de esta manera al horror que representaba su modus operandi después de secuestrar.
Un cuarto de siglo después de privar de la vida a personas y pedir rescates cortándoles las orejas, la banda de secuestradores alegan tortura y consiguieron un amparo para que se reponga un proceso en su contra.
Daniel y su hermano Aurelio Arizmendi, así como tres de sus cómplices obtuvieron un amparo de un juez federal; además, se investigará si son víctimas de actos de tortura para que confesaran sus delitos como plagiarios. Esto no significa que vayan a quedar en libertad, pero quizás sí podría modificarse la sentencia de El Mochaorejas de 393 años de prisión.
La magistrada Isabel Cristina Porras propuso amparar a los quejosos, y los magistrados del Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Penal de la Ciudad de México respaldaron su propuesta por unanimidad.
Foto Cuartoscuro
En dos años la historia cambió: a fines de 2021 el caso de los hermanos Arizmendi fue rechazado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación ,SCJN, porque se aseguraba que en el proceso legal no hubo irregularidades ni violaciones.
La banda del Mochaorejas, considerada como la de los secuestradores más peligrosos de México, era la más sanguinaria según la entonces Procuraduría General de la República, PGR; sin embargo, sus integrantes consideraron que no tuvieron la defensa adecuada luego de haber sido detenidos.
En este grupo delictivo también estaban los hijos de Daniel Arizmendi. Capturarlos y devolver la tranquilidad y la seguridad al entorno donde se desempeñaban (Estado de México y el entonces Distrito Federal), se convirtió en una prioridad para las autoridades
En marzo de 1997 se conformó un grupo especial con agentes de la Policía Judicial Federal para atrapar al Mochaorejas y sus secuaces. El 17 de agosto de 1998, Arizmendi fue detenido en Naucalpan, Estado de México, en una casa de seguridad.
Fuente Publimetro.com.mx