Políticas públicas para 2050 en México

Foto: hashtag.pe

Por Germán Lohr

Continuando con el libro El futuro de México hacia 2050, editorial Debate, vale la pena echarse un taco de ojo en el reto 5 que trata sobre políticas públicas y toma de decisiones.

Se ha repetido hasta el cansancio –ad nauseam– que, como país, hemos seguido la agenda impuesta por el TLCAN ahora T-MEC dada la globalización imperante que nos conecta en varios planos.

Es innegable que nuestra apertura comercial ha sido de las más dinámicas del mundo con resultados a la vista positivos sin olvidar otros planos de enorme influencia como el migratorio y cultural con los vecinos del norte.

Si nos vamos al plano macroeconómico, que hemos cuidado con esmero en términos de variables como tipo de cambio, inflación, tasa de interés, la agenda comercial en comento ha obrado a nuestro favor.

Coincido también que la gran apertura de nuestro país no ha sido solución para nuestros problemas internos entre ellos la pobreza y la desigualdad o la violencia que nos caracteriza desde tiempo atrás, y que golpea a todos.

Estos problemas nacionales aparte de ser un lastre me refiero también a la corrupción, ignorancia, impunidad aunado a la falta de innovación y el centralismo son también los causantes de que nuestra competitividad como país vaya para atrás de nueva cuenta.

Tampoco ayuda que digamos la mala coordinación entre órdenes de gobierno en términos de planeación y gasto publico orientado más al gasto corriente y clientelar que a la inversión productiva per se.

En un mundo tan conectado como el actual la suma de liderazgos es otra fortaleza que hay que impulsar en el plano de lo público y de lo privado.

Si el primero se vincula o gira alrededor de la 4T con una visión aceda y caduca, pues el segundo o sea el empresarial debe sacar la casta y vincularse más a la 4R, es decir, a la cuarta revolución industrial no se diga agrícola.

Estas vienen marcadas por la convergencia de tecnologías digitales e innovación científica que nos exige reducir la brecha digital y se requiere de mejor recurso humano a través de la capacitación en habilidades digitales para hacerle frente con éxito.

No hay de otra de aquí a 2050 más que visión y prospectiva reinventándose desde lo local en la medida de lo posible.

En las próximas décadas la administración pública en general deberá orientarse hacia la prospectiva y el análisis a fin de resolver los problemas de tal manera que se tienen que construir escenarios y generar alternativas de solución para los asuntos prioritarios.

Sobre todo, para prever conflictos e iniciar acciones preventivas para el desarrollo socioeconómico sostenible y equitativo no se diga el medio ambiente o el buen gobierno.

Muchos paradigmas y parámetros de medición están evolucionando baste revisar los informes de felicidad mundial del Word Happiness Report.

Este organismo internacional nos habla de nuevos indicadores como la felicidad interna bruta, el FIB, índice que complementa al PIB y que busca medir otros indicadores que refuerzan a los ya conocidos… Para darnos idea que los retos no solo son económicos sino también democráticos y ciudadanos tendientes a integrar socioeconómicamente a todos los sectores.

En este tenor, no debemos soslayar los problemas que presenta el Estado de Derecho con un sistema de justicia marcado por los retrasos, la imprevisión y la impunidad generalizada.

No omito señalar que ya habrá ocasión de continuar enumerando varios retos que se quedan en el tintero y que no son solo para el anecdotario o el comentario.

He dixi

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