Perspectiva | Mujeres de negocios

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Cuando una mujer emprende un negocio en México, sus tres principales enemigos son: el trabajo en el hogar (cuidados y quehaceres), lo difícil y costoso que es cumplir con Hacienda y la falta de créditos o apoyos para realizar sus ideas.

El producto y los planes de negocio pueden ser perfectos, pero estos factores parecen tener mucho peso a la hora de impedir que las mujeres empresarias eleven sus ingresos, ello a decir de un estudio realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y el Consejo Coordinador de Mujeres Empresarias (CCME).

Ambas instituciones levantaron una encuesta a 2 mil 201 mujeres para conocer mejor las características de su actividad, el tiempo que dedican a ella, y las barreras que enfrentan para abrir y hacer crecer sus negocios.

Se estima que en México 1 de cada 4 mujeres ocupadas en el mercado laboral tiene una empresa.

En la encuesta se detectó que las mujeres requieren sobre todo mayor tiempo disponible y créditos para incrementar su nivel de ventas.

El perfil de las mujeres encuestadas que tienen un negocio va de entre 35 y 54 años de edad, con estudios hasta la licenciatura, la mayoría están casadas y tienen en promedio dos hijos.

Un dato muy revelador es que a pesar de tener a su cargo una empresa, dedican entre 5 y hasta 9 horas al día al trabajo no remunerado, es decir, al cuidado de los hijos o adultos mayores o a los quehaceres domésticos.

Así, de acuerdo con los resultados de la encuesta, las tres principales barreras para el desarrollo de sus negocios son:

1.- Los costos de la formalidad: Aunque los negocios en la formalidad se asocian con mayores ventas, también van de la mano con mayores costos de entrada u operación. Estos altos costos desalientan a las mujeres para formalizar sus empresas o dar de alta a sus colaboradores ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Solamente el 50% de las trabajadoras por cuenta propia respondieron que están registradas ante el Sistema de Administración Tributaria (SAT). La mayoría de ellas bajo el régimen de persona física con actividad empresarial.

Por otra parte, el 69% de los negocios que dijeron estar registrados ante el SAT, no tienen a la totalidad de sus colaboradores dados de alta ante el IMSS.

No obstante, es importante señalar que el 33% de los negocios que afirmaron ser formales tienen ventas mayores a 50 mil pesos mensuales, mientras que en el caso de los negocios informales la proporción cae a solo 4%.

2.- El trabajo no remunerado: Las mujeres que dedican menos tiempo al trabajo no pagado en casa tienden a generar mayores ingresos. Así, mientras 56% de las mujeres que no realizan actividades del hogar y de cuidados reportaron ventas mayores a 200 mil pesos al mes, la cifra cae a solo 28% para aquellas que sí ejecutan estas tareas en casa.

3.- La falta de financiamiento: Este es el principal reto que perciben las mujeres para abrir, operar y crecer sus negocios. Solo el 5% de las mujeres encuestadas reportaron haber recibido apoyo para obtener financiamiento, la mayoría de ellas (58%) lo logró a través de un programa gubernamental.

Ante este panorama el IMCO propone acompañar a las mujeres que quieren formalizar sus negocios, a través de capacitaciones, mentorías y estímulos de parte de organismos empresariales y/o gobiernos.

También sugiere diseñar programas para las mujeres que no tienen un ingreso propio, pero quisieran abrir un negocio para obtenerlo. Para ello, es posible promover la cooperación entre programas del sector público y privado a fin de guiar a las mujeres para abrir su propia empresa.

Apoyar a las mujeres y sus empresas es una vía efectiva para que alcancen la autonomía económica, incrementen los ingresos en sus hogares y además ayuda a reducir la inequidad de género en nuestro país.

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