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Perspectiva | Alimentos a la baja

por Moisés Gomez Reyna

Por Moisés Gómez Reyna

Sin duda la inflación es el principal problema que ha puesto en jaque la economía de las familias este 2022, sobre todo porque los precios de los alimentos son los que más se han incrementado.

De acuerdo con datos de Inegi, hasta la primera quincena de agosto, los precios de los alimentos en México han aumentado un 13.8% durante el último año, muy por arriba de la inflación general de 8.6%, que es de por si la más alta en 22 años.

Las familias de menores recursos son las más afectadas por estos incrementos, ya que son quieres precisamente destinan más de su gasto a la compra de alimentos.

La buena noticia es que, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en agosto, el índice de precios de los alimentos a nivel internacional descendió por quinto mes consecutivo.

Durante ese mes, los precios de los alimentos en general bajaron en el mundo un 1.9% respecto a julio. No obstante, aún están 7.9% por arriba de los niveles que tenían hace un año.

Vale la pena precisar que el indicador de la FAO refleja la variación mensual de los precios internacionales de una canasta básica de los productos alimenticios más comercializados en el mundo.

Los precios de los cereales disminuyeron un 1.4% respecto a julio, descenso impulsado principalmente por la reducción de 5.1% de los precios internacionales del trigo.

Esta caída se debió a una mejora en las perspectivas de producción de este cereal en América del Norte y Rusia, así como por la reanudación de las exportaciones desde los puertos ucranianos en el Mar Negro.

Adicionalmente, los precios promedio del arroz se mantuvieron estables durante agosto, mientras la cotización de los cereales secundarios creció 0.2% a causa del incremento en los precios mundiales del maíz, aunque esa alza se compensó con el descenso de los precios de la cebada y el sorgo.

Por otra parte, el precio de los aceites vegetales disminuyó un 3.3 % respecto a julio, situándose ligeramente por debajo de los precios a agosto de 2021.

En el caso de los productos lácteos redujeron su costo un 2.0% en agosto, aunque siguen todavía un 23.5% por encima del valor registrado hace un año, es decir, en agosto de 2021.

Los precios mundiales del queso subieron por décimo mes consecutivo, mientras que los de la leche disminuyeron ante las expectativas de un alza en la producción de Nueva Zelanda.

El valor de la carne también descendió un 1.5% en agosto, aunque sigue estando un 8.2% por arriba del valor registrado doce meses atrás, mientras que los precios del azúcar bajaron un 2.1% y alcanzaron su nivel más bajo desde julio de 2021.

Lo natural sería que todas estas reducciones en los precios mundiales de los alimentos, tarde o temprano se reflejen en México, propiciando que algunos productos disminuyan sus costos al consumidor o al menos dejen de subir.

No obstante, para que esto se concrete, también es importante que los productores vean incrementada su productividad, a fin de que crezca la oferta de alimentos en nuestro país y disminuya la presión inflacionaria.

Para esto se necesitan más apoyos y subsidios que impulsen la productividad y tecnificación del campo mexicano, ya que una baja en los precios internacionales de granos y cereales podría impactar las expectativas de ingreso y ganancias de los productores, haciendo que para algunos resulte incluso incosteable sembrar en próximos ciclos.

Por desgracia, de momento no se avizoran cambios en la política agropecuaria del Gobierno federal, ni aumentos importantes en el presupuesto para el campo. Solo resta esperar una sorpresa en el anuncio del Paquete Económico 2023.

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