Por Sergio Valle
La única forma de responsabilizar a un solo nivel de gobierno por los índices de inseguridad que se viven en cualquier parte del país, es teniendo una motivación política, electorera, en el ánimo de debilitar a los gobiernos en turno y al partido que los haya postulado, pero jamás en la ruta de encontrar una solución.
Me refiero a exigir a los tres niveles de gobierno, en el ámbito de sus responsabilidades, la estrategia y coordinación necesarias para regresarles la paz a las familias de bien, que aunque son mayoría viven sometidas al terror que impone una minoría.
Con singular encanto unos le dan con todo a Célida López o a cualquier otro alcalde, a la gobernadora Pavlovich y al presidente López Obrador ni se diga.
Los enjundiosos críticos de smarth phone viven siempre con los dedos cargados listos para disparar un tuit a la menor provocación, a la más mínima sospecha de que algo malo pasa.
Lo malo que está pasando es que no hay resultados y por lo menos esta semana, no hubo día en que no apareciera una narco manta, balearan policías, ejecutaran a uno o a varios, encontraran cadáveres y hasta que sembraran el terror mediante mensajes de WhatsApp como los de ayer en Nogales o los del martes en el campus Cajeme de la Universidad de Sonora.
Claro, suponiendo sin conceder que esos mensajes de WhatsApp realmente hayan salido de grupos criminales, que igual y no.
La diferencia la hace en todo caso la forma en que reaccionan las autoridades frente a los hechos y está claro que lo último que deben hacer es esconderse.
Lo menos en salir a dar la cara y dejarle claro al ciudadano que se hará todo lo que en el ámbito de las competencias pueda hacerse, aunque a veces no es mucho y eso lo sabemos todos.
La Mesa para la Construcción de la Seguridad y la Paz en Sonora no ha podido construir siquiera una narrativa convincente, que nos dé la certeza de que pronto habrá resultados. Del resto mejor no digo nada, tampoco me da gusto escribir esto.
El secretario de Seguridad y a Protección Ciudadana, Alfonso Durazo ha advertido que vienen tiempos difíciles, algo así como que tocaremos fondo en el tema y ya luego empezaremos a ver cómo esa tendencia se revierte.
Pero los tiempos difíciles ya los estamos viviendo, así que escuchar al secretario decir eso sí que da miedo.
Pasa que ya empiezan a escucharse historias sobre el presunto cobro de piso que grupos criminales les imponen a empresarios y comerciantes para dejarlos operar sin que sufran daños en sus negocios… O peor aún, a cambio de conservar sus vidas y las de sus familias.
Pasa que ya se escuchan historias de comerciantes que se han negado a pagar o que de plano no han podido y que han sufrido las consecuencias.
Ayer, el secretario de Seguridad Pública en Sonora, David Anaya negó tajante que tal cosa esté sucediendo en municipio alguno del estado.
Pero en Cajeme hay empresarios que hablan ya si no del famoso cobre de piso, sí de las extorsiones de las que son víctimas algunos.
No lo sé de cierto porque no tengo como reportero un caso documentado.
Ojalá y esas historias fueran falsas porque entonces estaríamos hablando de que la situación de inseguridad está en una etapa mucho más crítica de la que suponemos.
Porque, si acaso fuera cierto, estaríamos comprobando que ya el pleito no es entre ellos y que ya afecta de forma directa a familias de bien cuyo único “pecado” es trabajar duro para salir adelante y tener una calidad de vida.
Si ya de plano están pagando para conservar sus vidas y negocios esto está más enraizado de lo que pudimos suponer no hace mucho tiempo.
Fuente elimparcial.com.mx