Han transcurrido más de dos años desde que comenzó a diagnosticarse un virus que ha sido mortal, salió de un mercado de Wuhan en China y a afectado a millones de personas en el mundo, no solo de quienes han perdido la vida, sino por las secuelas que muchos enfrentan después de haberla padecido.
En varios países hay una gran desesperación por adoptar la famosa nueva normalidad y dejar las medidas preventivas que se recomendaron para evitar contagios, como la higiene y el uso del cubrebocas; se desarrollo una vacuna que muchos han rechazado y siguen haciéndose investigaciones para combatir las mutaciones del virus SARS-CoV-2.
Al respecto, la Organización Mundial de la Salud, OMS, advierte que la pandemia no ha terminado y que la población de todo el mundo hace caso omiso a la evolución del virus, pese a que los casos no han dejado de reportarse y la enfermedad va en aumento en alrededor de 70 países.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, recordó en Ginebra, que hay casi mil millones de personas de los países de bajos ingresos que no han recibido las vacunas para combatir al virus.
Los gobiernos, aseguró, han bajado la guardia sin tomar en cuenta que el riesgo se mantiene. Esto se debe a que parece que el número de casos se estabilizó y ha disminuido desde marzo y porque las cifras de muertes han descendido, pero el Covid-19 “no se acaba en ningún sitio hasta que acabe en todos”.
Tedros advirtió que las muertes oficiales han aumentado en África, donde se tiene la más baja cobertura de vacunación y de los países ricos, solo 57 han vacunado a más de 70% de su población.
Agregó que la pandemia no desaparecerá por arte de magia, pero es necesario que los gobiernos asuman el compromiso político de desplegar las vacunas, de activarse en el tema de la capacidad operativa o financiera para acceder a ellas y combaten la desinformación.
Fuente elfinanciero.com.mx