Dos hechos que llamaron la atención ocurrieron esta semana en Guaymas y Empalme, municipios vecinos y castigados por la violencia propiciada por grupos pertenecientes al crimen organizado.
Primero, el maestro de un plantel escolar en Guaymas organizó un simulacro de balacera en la que los alumnos se tiraban al suelo para ponerse a salvo del supuesto ataque armado para salvar su vida.
Este hecho fue reprobado por la Secretaría de Educación y Cultura, al señalar que no se aplicaron protocolos oficiales y que esto solo contribuía a exponer y confundir a los alumnos de educación básica.
Sin embargo, poco después, en Empalme ocurrió un hecho como el que dramatizó el docente de Guaymas; los niños tuvieron que tirarse pecho tierra mientras escuchaban los balazos cerca del plantel; su maestra de la escuela Mario Silva Cortez grababa y les indicaba que guardaran silencio y se mantuvieran en el piso.
Ante esto, el Comité Ciudadano de Seguridad Pública dio a conocer un posicionamiento en el que reprueban lo que ocurrió en este municipio.
Señalaron que, cuando hay avances, por mínimos que sean, los reconocen sin regateos sabedores de lo difícil que es enfrentar a la delincuencia; los peligros, recursos, capacidad de fuerza que implica.
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Sin embargo, cuando se es testigo de sucesos como los mencionados, donde se pone en riesgo la integridad y la vida de los niños, nadie debe quedarse callado ni al margen.
“Tenemos la responsabilidad de pedir a las autoridades no sólo una investigación exhaustiva, sino dar con los responsables y castigar con todo el peso de la Ley este terrible hecho”, señala el comunicado.
Enfatizan que debe definirse una estrategia para proteger a gente inocente, sobre todo cuando se trata de niños, y piden que se establezcan protocolos y líneas específicas también para su salud mental ante los tiempos violentos que se viven