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Morena arranca campaña haciendo uso electoral de los programas sociales

por Marcos Pérez Esquer

Arrancaron las campañas. Para muchos de nosotros pareciera que en realidad iniciaron hace muchísimo tiempo, desde que, en algún momento del año antepasado, el presidente de la República tuvo la puntada de destapar a quienes llamó sus “corcholatas”. No era tiempo siquiera de precampañas, pero el aparato gubernamental ya se lanzaba con todo a beneficiar a sus perfiles de cara a la elección de 2024, y lo hacía con descaro, usando todo el poder disponible y recursos económicos ilimitados cuyo origen sigue siendo un misterio.

Con todo, solo para algunas personas esto inició hace mucho porque, si revisamos las encuestas, como la que publicó esta semana Buendía & Márquez, resulta ser que la gran mayoría de las personas no ha puesto la atención más mínima al proceso electoral. Tanto así que, por increíble que parezca, hoy por hoy un 25% del electorado no sabe siquiera quién es Claudia Sheinbaum, y un 35% ignora quién es Xóchitl Gálvez.

De Xóchitl no me sorprende tanto porque es alguien que más recientemente saltó a la palestra por la presidencia de la República, cuando su proyecto original iba en el sentido de competir por la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, es decir, no debe sorprendernos que alguien de reciente incursión en la contienda presidencial tenga todavía un margen de 35% de desconocimiento. Para eso es la campaña, ya la irá conociendo la ciudadanía, y creo que le irá muy bien.

El caso de Sheinbaum llama mucho más la atención. No solo empezó como “corcholata” hace años, sino que, desde que asumió la jefatura de gobierno de la Ciudad de México se le ha venido mencionando como presidenciable. Ahí sí que sorprende que a estas alturas todavía un 25% de la gente no sepa quién es. Igual que con Xóchitl, a partir de hoy, se le irá conociendo; se sabe que la gente empieza a poner atención a todo esto justo cuando las campañas empiezan formalmente, antes no, antes tienen otras muchas cosas en que pensar. En este sentido, creo que los cartones están empatados.

Como sea, mi punto es que, al día de hoy, la moneda está en el aire. Para muchísima gente, la contienda apenas inicia hoy, tanto formalmente como de facto. Hoy nadie puede decir que tiene ganada la elección; ya iremos viendo cómo se desarrolla todo.

Lo que sí tiene muy avanzado el gobierno es su operación en tierra, en dos sentidos: para la compra del voto y para garantizar un abundante financiamiento. Ambos aspectos a cargo de los programas sociales.

1. En cuanto a la compra del voto, se sabe que, desde hace años, echando mano de los “servidores de la Nación”, que entregan los apoyos de los programas sociales, han venido construyendo la narrativa de que esos apoyos se los envía López Obrador, y que, si gana otro partido, se acabarán. Es falso, por supuesto, pero han ido metiendo esa idea poco a poco y mucha gente se lo cree. La cereza del pastel fue el anticipo de apoyos que se entregaron la semana pasada. Aprovechando que la ley electoral prohíbe entregar estos apoyos durante la campaña, hicieron adelantos para darle un montón de dinero de golpe a la gente, con lo cual sellaron una suerte de compra del voto; o al menos eso intentaron. Antes del inicio de campañas repartieron la friolera de 375 mil millones de pesos de los diferentes programas sociales, entre 27 millones de beneficiarios.

2. Y en cuanto al financiamiento ilegal, basta recordar lo opacos que son dichos programas. En el caso de la pensión de adultos mayores, el gobierno sostiene que el padrón de beneficiarios alcanza los 12,101,000 de personas, sin embargo, la Comisión Nacional de Población (CONAPO), aclara que en el país solo hay 10,982,000 personas de 65 años de edad o más; es decir, hay una diferencia de 1,119,000 personas que están recibiendo la pensión, pero que no existen.

Si a esto agregamos que uno de cada 15 adultos mayores no recibe la pensión (sea porque no la necesita, o porque no sabe cómo hacer la gestión), la cantidad de personas que se supone que reciben el apoyo, pero que en realidad alguien más se lo está embolsando, es de casi 2 millones. Considerando que mensualmente les entregan 3 mil pesos, estamos hablando de que han venido saqueando del erario unos 6,000 millones pesos mensuales solo a través de ese programa social. ¡Equivale a una estafa maestra al mes! Así, la suficiencia financiera de la campaña de Morena está más que asegurada, pero los votos, los votos son otra cosa.

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