Este 5 de marzo se conmemora el Miércoles de Ceniza, dando comienzo a la Cuaresma, un tiempo de 40 días en el que los católicos se dedican a la reflexión, la penitencia y la conversión.
Según el semanario “Desde la Fe” de la Iglesia católica, en los primeros siglos del cristianismo, este día marcaba el ingreso de los pecadores graves a la asamblea penitencial, donde se les vestía con un traje áspero de sayal que llevaban durante toda la Cuaresma y “se derramaba ceniza sobre su cabeza, como reconocimiento de su pequeñez ante Dios y el dolor de haberlo ofendido”.
Ante esta tradición, surge una duda frecuente: ¿qué pasa si un católico no recibe la ceniza?
El padre Salvador Barba, exresponsable de la Pastoral Litúrgica de la Arquidiócesis de México, aclaró que este acto es un sacramental, un signo no obligatorio que predispone a los fieles para los sacramentos.
“Es algo así como si tuviéramos que participar de un banquete, en el que se ofrece la prueba de lo que se va a dar. Si por algo no podemos tomar la prueba, lo que sí es importante es que participemos del banquete a plenitud, para lo cual es importante irnos disponiendo. En este caso, el banquete es la Pascua”, explicó.
Barba enfatizó que la ceniza simboliza externamente la conversión hacia la Pascua, pero carece de valor sin un compromiso interno de revisar y mejorar actitudes y limitaciones, ni una apertura hacia los demás.
“Todo lo cual nos prepara para llegar a la Semana Santa y vivirla en plenitud, para festejar la Solemnidad de la Pascua”, afirmó.
Por ello, aseguró que no recibir la ceniza por alguna razón no debe ser motivo de inquietud, ya que no es un requisito indispensable; lo esencial es emprender el camino de preparación hacia ese momento central de la fe católica.
