Por Germán Lohr
Nuestro país en los últimos tres años ha dejado de ser un imán para la inversión extranjera directa -IED-, por varias razones que conviene enumerar de acuerdo a los especialistas.
De entrada, hay un índice de confianza reconocido por propios y extraños, llamado de Kearney, basado en la opinión de empresas internacionales que operan en todo el mundo desde hace varios lustros.
Este índice sitúa por ejemplo a los 5 países con mayor grado de confianza y entre ellos destacan los Estados Unidos, Canadá, Alemania, Japón y Francia el cual esta última disputa el liderazgo en ocasiones con el Reino Unido.
En el caso particular de nuestro país casi siempre hemos estado entre los 25 primeros lugares por debajo de China y Brasil, empero, en una ocasión por allá el 2002 tuvimos un honroso tercer lugar.
Sin embargo, en todo el sexenio de Vicente Fox oscilamos entre el 19 y 22 mejor lugar para invertir y en el de Calderón llegamos a la posición número 8 que hoy ocupa China. Luego con Peña Nieto estuvimos en el noveno lugar y cerramos en la posición 17.
Ahora en el actual sexenio como el tango cuesta abajo hemos salido del lugar 25 y quien sabe adónde iremos a parar si continuamos dando tumbos ya que varias de las razones están plenamente justificadas en los bajos crecimientos del PIB en estos años del Covid-19.
Argumentos del porqué estamos como estamos sobran simplemente destaco el cambio de las reglas del juego, la falta de transparencia y débil estado de derecho no se diga las cancelaciones de varias obras privadas y la actual cereza del pastel los cambios a la Ley de la Industria Eléctrica como otro botón mal abrochado.
Si a estas malas decisiones le sumamos el alto costo y el poco impacto de las obras emblemáticas del sexenio con solo recursos fiscales la cosa cambia, pero para mal si le agregamos la incertidumbre y la poca credibilidad de Pemex y CFE.
Y es que como bien se señala en este índice de confianza la mayoría de la escasa inversión extranjera directa habrá de fijarse más en los mercados desarrollados en vez de las economías emergentes como la nuestra.
Estas pésimas noticias nos colocan en una posición cada vez más difícil con un gobierno federal con finanzas publicas más endebles por el mayor nivel de endeudamiento y el escaso margen de las opciones fiscales.
Creo que es necesario repensar la nueva agenda de México dejando atrás las absurdas mañaneras y las cuestiones electorales en las que nos tienen inmersos.
Si estos tres años que vienen seguimos enfrascados en dimes y diretes o seguimos con las culpas al pasado no habrá manera de rectificar el rumbo.
No hay de otra que empezar a pensar en un mejor país y parafraseando a León Felipe de lo que se trata no es ir solos ni pronto sino con todos y a tiempo.
Nos urge activar nueva agenda y salir del círculo vicioso y del circo acostumbrado a fin de mejorar y trabajar en todos los parámetros que vienen en este índice internacional que dan por resultado la confianza para invertir.
De nueva cuenta el horno no está para bollos ni la novia para tafetanes, ya pasó la revocación de mandato convertida en ratificación, luego entonces, ya no hay pretexto para entrarle con todo a lo más relevante, crecimiento económico y empleo, mayor seguridad y menos violencia.
He dixi.