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MÁS SOMBRAS QUE LUCES EN 2025

por German Lohr Granich

Qué más quisiera uno como analista que brindar buenas noticias ante el ambiente de incertidumbre económica en el arranque del año, euforia no se percibe, al contrario, disforia por doquier.

Hace unos días, por ejemplificar, el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas el IMEF, dio a conocer con preocupación la dirección de la economía mexicana en cuanto a los retrocesos de variables clave, como son la producción de manufacturas, el consumo y los servicios.

Dirán algunos, nada nuevo bajo el sol, dime algo que no sepa dirán otros, después de 6 años malos en materia de crecimiento económico donde no creció el pastel, pero sí los comensales, se nos cayó el ingreso disponible.

Aunado a lo anterior, sumémosle la famosa incertidumbre y la espada de Damocles los potenciales aranceles concluimos que 2025 será similar al del inicio del sexenio anterior pero peor aún de aplicarse los aranceles sufriremos una contracción cercana al 2%.

Ya el INEGI arrojó para el cierre del cuarto trimestre del 2024, caídas en sectores clave de la economía como el renglón agropecuario cercanas al 9% dada la sequía en lugares como el noroeste del país y del bajío.

El mismo INEGI a través del IGOE, el indicador global de opinión empresarial nos advierte la desconfianza de los empresarios nacionales en sectores como la construcción y los servicios no financieros cuestiones, por cierto, que no se dejan ver en las mañaneras.

Este IGOE lleva ya 24 meses seguidos en el umbral de la desconfianza y no es para menos sumarle el actual panorama por el que atravesamos ya que salvo el CCE, el consejo coordinador empresarial y la 4T con el Plan México son de los pocos que vislumbran un mejor futuro favorable a la inversión.

Del Nearshoring ya no se habla tanto como hace tiempo que parecía ser el santo grial que nos llevaría a crecer a tasas del 4 y 5% en promedio en la presente década.

Para cerrar con broche de oro la encuesta aplicada por el Banco de México a especialistas de negocios el consenso de crecimiento del PIB para este año será del 1.07%, para el FMI, del 1.3% y así, por el estilo, a excepción de la secretaria de Hacienda que sigue firme en el rango del 2 al 3%.

El 54% de los entrevistados advierten que la coyuntura actual es un mal momento para invertir y tan solo un 5% dice que sí es buen momento y que vamos requete bien. Urge empatar estos datos y que sean asumidos por el gobierno en turno.

Sabemos, cómo dice el clásico, que la novia no está para tafetanes ni el horno para bollos y estos diagnósticos no deben echarse en saco roto ya que sería lamentable no asumir la realidad que nos circunda.

Del gobierno federal, de los gobernadores y del Congreso de la Unión no podemos esperar gran cosa, pero sí, al menos, exhibir los números de entes oficiales y organismos internacionales que están ciertos de dichas expectativas racionales.

El Plan Nacional de Desarrollo o el Plan México son muestra de que no están ordenados los criterios en cuanto a planeación del desarrollo se refiere puesto que deben de estar en sintonía.

Pero bueno, el daño está hecho como lo expresa en su columna de Reforma el colega Jorge Suarez Vélez si demolimos el estado de derecho y le pusimos camisa de fuerza a la inversión privada en energía e invertimos mal en elefantes blancos.

No hay peor ciego que el que no quiere ver, la situación actual amerita en consecuencia, poner las cosas en claro ya que el rumbo que llevamos no asegura buen puerto por donde se quiera ver sube el cero y no toca.

HE DIXI.

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