Luto en El Vaticano: Muere Benedicto XVI

Foto telam.com.ar

Muere en el monasterio Mater Ecclesiae de El Vaticano, a la edad de 95 años, el papa emérito Benedicto XVI.

La hora local registrada fue las 9:34 del sábado 31 de diciembre de 2022. Joseph Ratinger residía en el sitio donde murió desde 2013, cuando renunció al pontificado.

La oficina de prensa vaticana informó que apenas sea posible se proporcionará mayor información sobre la capilla ardiente; de momento sólo se sabe que estará en la Basílica de San Pedro a partir del lunes 2 de enero por la mañana.

En días pasados, el papa Francisco había pedido oraciones por la salud del papa emérito, a quien se reportaba delicado pero lúcido; las causas de su muerte son por su avanzada edad.

El secretario personal del pontífice emérito, monseñor Georg Ganswein, había afirmado en repetidas ocasiones en los últimos años que Ratzinger era como “una vela que se apaga lenta y serenamente”.

Una situación que prosiguió el 30 de diciembre, cuando también presentó unas condiciones “estables”, y hasta pudo asistir a una misa celebrada en su habitación.

Benedicto XVI había pasado los años de su retiro en una residencia en el interior del Vaticano. No padecía ninguna enfermedad severa, sólo los achaques normales de su edad avanzada. Progresivamente había ido perdiendo la movilidad y la voz, lo que limitaba aún más sus apariciones públicas y su participación en oficios religiosos.

La única vez que dejó el Vaticano desde su renuncia fue para visitar a su hermano Georg en Alemania, en el año 2020, poco antes de que falleciera.

Su pontificado

La elección de Joseph Ratzinger como papa, a sus 78 años, fue el 19 de abril de 2005; había sido prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y era el más cercano colaborador de Juan Pablo II desde principios de los años 80. Fue elegido en el 4° escrutinio, en un cónclave que él mismo presidió como decano del Colegio Cardenalicio.

Sus primeras palabras desde la ventana que da a la Plaza de San Pedro, como papa Benedicto XVI, fueron dichas con la humildad y sencillez que lo caracterizaron siempre: “Queridos hermanos y queridas hermanas, después del gran Papa Juan Pablo II, los cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador en la viña del Señor…”.

Foto: larepublica.pe

Después de casi ocho años, presentó su renuncia, era el 28 de febrero de 2013; se trató de un suceso histórico, pues no había pasado desde el siglo XIII. Solo la muerte había separado a los pontífices de sus cargos.

Este gesto inédito inició el camino de una renovación que tuvo su primera manifestación en la elección por primera vez en la historia de un pontífice no europeo, el argentino Jorge Bergoglio.

Durante su pontificado, Ratzinger debió enfrentar varias crisis, siendo la más grave el escándalo producido por los delitos de abusos sexuales a menores por parte de miembros de la Iglesia en varios países del mundo. Fue él quien tomó las primeras medidas para lidiar con estos casos de un modo más efectivo y transparente.

Pero desde antes de ser elegido Papa, ya enfrentaba una permanente campaña de calumnias, que iban desde la clásica y abusiva asociación “alemán = nazi”, en su caso especialmente infundada, a otra asociación igualmente caprichosa entre la Congregación de la Doctrina de la Fe y un tribunal de Inquisición.

La difamación también implicó acusar al propio Benedicto XVI de encubrimiento de los crímenes de pederastia; sin embargo, la verdad se impuso y Ratzinger fue llamado “el barrendero de Dios”, por la tarea de limpieza que llevó adelante no sólo respecto de los sacerdotes abusadores sino también de las finanzas vaticanas. Dos líneas de trabajo continuadas por su sucesor, Francisco.

En sus casi ocho años de papado, Benedicto XVI visitó 24 países en cuatro continentes. Publicó tres encíclicas. La primera en 2006, “Deus Caritast Est”, que comienza con “Dios es amor, quien está en el amor habita en Dios y Dios habita en él”. El Pontífice sorprendió con este mensaje luego de que muchos vaticinaran que esta primera encíclica sería una lección severa sobre la doctrina cristiana, especulación más acorde a la imagen que de él crearon sus detractores que a la realidad de su sacerdocio.

¿Estaba predestinado?

Joseph Ratzinger nació en Marktl am Inn, diócesis de Passau (Alemania), el 16 de abril de 1927 (era Sábado Santo, algo que el propio futuro Papa consideró siempre como una predestinación), y fue bautizado ese mismo día. Su padre, comisario de la gendarmería, provenía de una familia de agricultores de la Baja Baviera, de condiciones económicas más bien modestas. Su madre era hija de artesanos de Rimsting, en el lago Chiem, y antes de casarse trabajó como cocinera en varios hoteles.

En su familia, este nacimiento en un día tan significativo para la fe cristiana, fue considerado “un privilegio en el cual residían una singular esperanza y una predestinación, que debían revelarse con el transcurrir del tiempo”, diría Ratzinger en una entrevista en 1998. Y a su biógrafo Peter Seewald le dijo: “Parece que mis padres habían sentido esas gracias como providenciales y me lo dijeron desde el comienzo”.

Según su biografía oficial en la web vaticana, el futuro Benedicto XVI pasó su infancia y adolescencia en Traunstein, una pequeña localidad cerca de la frontera con Austria, a 30 kilómetros de Salzburgo. En ese marco, que él mismo ha definido como “mozartiano”, recibió su formación cristiana, humana y cultural.

El período de su juventud no fue fácil. “La fe y la educación de su familia lo preparó para afrontar la dura experiencia de esos tiempos, en los que el régimen nazi mantenía un clima de fuerte hostilidad contra la Iglesia católica. El joven Joseph vio cómo los nazis golpeaban al párroco antes de la celebración de la santa misa”, reseña el apartado del Papa emérito en la web del Vaticano.

En los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial fue enrolado en los servicios auxiliares antiaéreos. De 1946 a 1951 estudió filosofía y teología en la Escuela Superior de Filosofía y Teología de Freising y en la Universidad de Munich. Se ordenó sacerdote el 29 de junio de 1951.

El 25 de marzo de 1977, el Papa Pablo VI lo nombró arzobispo de Munich y Freising y el 27 de junio lo hizo cardenal. En 1978 participó en el Cónclave, celebrado del 25 al 26 de agosto, que eligió a Juan Pablo I. En el mes de octubre de ese mismo año, luego de la muerte prematura y repentina de Juan Pablo I, participó también en el cónclave que eligió a Juan Pablo II.

El viernes 8 de abril de 2005, el Cardenal Ratzinger presidió la Santa Misa en la Plaza de San Pedro para el funeral del Papa Juan Pablo II. Días después se escucharía en esa misma plaza la frase más esperada: “Habemus Papam” (‘¡Tenemos Papa!’). El elegido número 265 era el propio Ratzinger, el nuevo Pontífice de la Iglesia Católica Romana, y esa noche eligió por el nombre de Benedicto XVI.

Uno de los hitos de su papado, y uno de los acontecimientos más importantes dentro de la Iglesia, se dio cuando el Vaticano reconoció que 4.000 casos de abusos sexuales a menores por parte de clérigos habían llegado a la Congregación para la Doctrina de la Fe en los últimos diez años.

Foto ilgiornale.it

La convivencia inusual entre el 265º papa emérito y el 266º, el argentino Francisco, transcurrió sin problemas. Benedicto XVI defendió a Jorge Bergoglio de la acusación de que no tenía formación teológica, algo que negó rotundamente. Ambos pontífices se han reunido en varias ocasiones, para conversar y rezar juntos, y Francisco se ha referido muchas veces a su predecesor con cariño y respeto.

Fuente infobae.com

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