La precandidata de Morena a la presidencia de la República, Claudia Sheinbaum, lleva tres derrotas al hilo, o como dirían en el argot beisbolero, lleva tres strikes.
El primero fue cuando quiso imponer como candidato a Jefe de Gobierno de la Ciudad de México a Omar García Harfuch, pero López Obrador mandó que fuera Clara Brugada. Este primer strike llamó mucho la atención porque en realidad Harfuch había ganado la encuesta con 40.5% de las preferencias, frente a un 26.7% de Clara Brugada. Morena justificó la decisión aludiendo a la regla de la paridad, es decir, a que necesitaban proponer a mujeres candidatas en al menos cuatro de las nueve gubernaturas en contienda en este 2024. Sin embargo, como se ve, Harfuch le había sacado 13.8 puntos de ventaja a Brugada, cuando en otras entidades los aspirantes hombres les habían sacado menos margen a las aspirantes mujeres, por ejemplo en Chiapas, donde Eduardo Ramírez, con su 16.2% obtuvo apenas un 1.5% más que Sasil de León que obtuvo 14.7%. ¿No hacía más sentido haber postulado en Chiapas a Sasil, que era prácticamente igual de competitiva que el aspirante varón? O incluso en Puebla, donde el ahora precandidato Alejandro Armenta obtuvo 22.3% de preferencias, cuando Claudia Rivera obtuvo un 11.9%, es decir, el hombre superó a la mujer por 10.4%, que es menos que la ventaja que Harfuch logró sobre Brugada. Lo cierto es que la decisión de postular a Brugada vino de Palacio Nacional sin importar los resultados de las encuestas, y eso fue un golpe duro para Sheinbaum quien prefería a Harfuch.
El segundo strike fue el nombramiento de Lenia Batres como ministra de la Suprema Corte. Como se recordará, ante el rechazo del Senado de las dos ternas propuestas por el titular del Ejecutivo, fue el propio presidente de la República quien hubo de hacer el nombramiento directo. Llamó la atención que eligiera a Batres, y no a Bertha María Alcalde, siendo que había trascendido que, si bien Batres también es cercana a Sheinbaum ésta prefería a Alcalde Luján, por lo que el nombramiento de Batres por parte de López Obrador, supuso otro revés para la ex jefa de gobierno.
El tercer strike fue el más duro, y tiene que ver con la derrota del oficialismo en el Congreso de la Ciudad de México, donde la oposición logró bloquear la ratificación de Ernestina Godoy como fiscal de la ciudad capital. Sheinbaum deseaba con el alma la ratificación de su “fiscal carnal” que le aseguraba impunidad y encubrimiento por los casos del colapso del colegio Rébsamen cuando ella era alcaldesa de Tlalpan, y del Metro, ya siendo Jefa de Gobierno, o por cualquier otra falta que pudiera salir a la luz por su gestión en la ciudad.
En ese sentido, este tercer strike es una buena noticia, sobre todo considerando que la gestión de Godoy como fiscal se caracterizó por innumerables desvíos de poder, entre los que figuran el espionaje a opositores (como con Santiago Taboada y Alessandra Rojo), la fabricación de delitos (como el del fiscal de Morelos, el de Alejandra Cuevas, la cuñada de Gertz Manero, o el de Viviana Salgado a quien se le cayeron unas aspas de plástico a las vías del metro), y el encubrimiento a allegados (como el de la propia Sheinbaum y Florencia Serranía por el Metro, el de los feminicidas de Monserrat Juárez, o el plagio de Yasmín Esquivel). Por cierto, luego trascendió que la propia Ernestina Godoy también habría plagiado su tesis.
Pero sobre todo, la salida de Ernestina Godoy de la fiscalía capitalina es buena noticia porque durante su gestión permitió que los niveles de impunidad en la ciudad llegaran al 99.1%, y en el caso de algunos delitos de alto impacto alcanzaran el 100%, como el homicidio doloso, el feminicidio, las desapariciones forzadas y el secuestro. Además, dejó casi 20 mil órdenes de aprehensión pendientes de ejecución, y 228 mil casos sin resolver, una cifra 54% superior a la de 2018.
Con esos números, era un cinismo siquiera intentar la ratificación, pero la buscó a más no poder, utilizando incluso la cooptación a dos diputadas del PRI, y la amenaza a otra más cuya camioneta recibió seis impactos de bala.
Con todo desparpajo, ante su salida, tuvo el descaro de dejar como encargado de la fiscalía a Ulises Lara, ex pareja de Lenia Batres y padre del hijo de esta, y a quien, para cumplir los requisitos, hubieron de conseguirle en 24 horas título de licenciado en derecho, a través de una escuela patito propiedad de un morenista.
En fin, el hecho es que ya se le han asestado tres garrotazos seguidos a Sheinbaum, dos a cargo de López Obrador, que por lo visto en vez de fortalecerla a ella, lo que quiere es afianzar su propio Maximato, y otro a cargo de la oposición capitalina.