Perspectiva | Suicidios

Mientras en la mayor parte del mundo las tasas de suicidio van a la baja, en contraste, en los países del continente americano (entre ellos México) algo está sucediendo, ya que este problema social y de salud va en aumento.

De acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en América anualmente se suicidan un total de 97 mil personas, de las cuales 79% son hombres, y aunque solo 21% son mujeres, este problema también va al alza para este sector de la población.

América del Norte es la subregión con la mayor tasa de mortalidad por esta causa al registrar 14.1 suicidios por cada 100 mil habitantes, mientras que en la subregión andina este indicador es de 3.9 suicidios por cada 100 mil habitantes.

En México, las tasas de suicidio también van alarmantemente al alza, en especial entre los jóvenes. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la tasa total de suicidios en el país es de 6.5 por cada 100 mil habitantes, pero en jóvenes de 15 a 29 años es de 16.2, es decir, más del triple que el promedio general.

Además, en 2015 la tasa en jóvenes era de solo 12.4 suicidios por cada 100 mil, es decir, ha aumentado 30% en los últimos seis años, al grado que hoy el suicidio es la cuarta causa de muerte entre las personas de 15 a 29 años.

Frente a estas tendencias, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) publicó recientemente un estudio donde destaca la importancia de tener en cuenta los determinantes sociales del suicidio según el sexo de las personas, para tener un mejor entendimiento de los factores que rodean a la población que recurre a quitarse la vida y así poder desarrollar planes de reducción del riesgo y estrategias preventivas adecuadas.

Es importante recordar que el suicidio no solo es un reflejo de la pérdida de la salud de la persona, sino también del debilitamiento de las redes afectivas y sociales.

Los especialistas en el tema señalan que existen tres componentes básicos en una conducta suicida: a) a nivel emocional, un sufrimiento intenso; b) a nivel conductual, una carencia de recursos psicológicos para hacerle frente; y c) a nivel cognitivo, una desesperanza profunda ante el futuro, acompañada de la percepción de la muerte como única salida.

En un estudio reciente sobre el tema por parte de la OPS, se advierte que del año 2000 al 2019 el homicidio, así como el consumo de alcohol y otras sustancias fueron elementos asociados con el suicido entre los hombres, mientras que en el caso de las mujeres resaltó la desigualdad educativa como el principal factor.

Adicionalmente, el desempleo fue otra variable asociada con el aumento de personas que se quitan la vida en ambos sexos.

El organismo puntualiza que para prevenir el suicidio se debe ir más allá de limitar el acceso a los métodos para cometerlo, por lo que es indispensable fortalecer las habilidades socioemocionales y mejorar el acceso a la atención de salud mental.

Para la OPS, un incremento de las oportunidades de empleo y un mejor acceso y capacidad de atención de los servicios de salud, incluidos los relacionados con el consumo de sustancias, podría reducir las tasas de mortalidad por suicidio.

El estudio revela, además, que la tasa promedio de suicidio entre los hombres de la región disminuye a medida que crece el gasto en salud per cápita, mientras que la de las mujeres se reduce con el aumento del número de médicos por cada 10 mil habitantes.

Lamentablemente, la economía de nuestro país lleva cuatro años sin crecimiento y el empleo formal es insuficiente, mientras que el gasto en salud tampoco crece, a fin de privilegiar la inversión en las obras prioritarias del gobierno federal, por lo tanto, es muy probable que los suicidios sigan en aumento en México durante los próximos años

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