En pocos procesos electorales hay tanto en juego para México como en las elecciones estadounidenses. Las de medio término del próximo 8 de noviembre no serán la excepción. Como es habitual, en estos comicios se define el grado de control de los partidos en el Congreso dado que se renueva la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. En un escenario de división profunda como el que enfrenta el Senado estadounidense (con 50 senadores republicanos y 50 demócratas) el resultado se antoja de la mayor relevancia. Además 36 estados elegirán nuevos gobernadores y la mayoría de ellos elegirán tanto Congresos estatales como alcaldes y decidirán el futuro de 132 iniciativas ciudadanas.
Para muchos, el foco de atención estará puesto en cinco estados con múltiples contiendas críticas para el balance de poder al interior del Congreso y cuyos resultados podrían alterar significativamente el equilibrio del poder actual en los estados. Se trata de los mimos estados que Biden consiguió arrebatar a los republicanos en la elección de 2020, a saber Arizona, Georgia, Michigan, Pensilvania y Wisconsin. En general, la oposición tiene ventaja en estos comicios y por referencia histórica es probable que los republicanos obtengan el control de al menos una Cámara del Congreso. Ateniéndonos a las encuestas más recientes (NCB News, 23 de octubre) no hay nada para nadie aún puesto que 47% de los votantes registrados preferiría una mayoría demócrata que una republicana en el Capitolio (sólo 46% de los votantes registrados). Lo anterior, a pesar de que el 45% de los votantes registrados aprueba el desempeño del presidente en contraste con el 52% que lo desaprueba.
No obstante, es evidente que esta elección tendrá una trascendencia mayor que las anteriores midterms. Las razones son numerosas y muy profundas. En primer lugar, para ambos partidos y sus simpatizantes la elección es un referéndum. Para los demócratas la elección de noviembre será un primer referéndum sobre Trump y su eventual regreso a la política estadounidense. En cierta medida, un triunfo demócrata supondría un voto en rechazo al trumpismo como proa del partido y demostraría que la indignación por la toma del Capitolio en enero del 2021 es tan generalizada como para derrotar cultural e ideológicamente a sus perpetradores. Por el contrario, para los republicanos el referéndum es sobre el gobierno de Biden y el que acusan ha sido un viraje a la izquierda en sus principales políticas. Un triunfo republicano supondría un voto de censura al gobierno de Biden por sus políticas de control de armas, derecho al aborto, y flexibilización en el control migratorio y fronterizo.
En segundo lugar, son las elecciones que mayor polarización registran en las últimas décadas. De manera muy parecida a lo que ocurre en Brasil, la encuesta de hace unos días de NBC News demuestra que el 81% de los demócratas creen que la agenda del Partido Republicano representa una amenaza que destruirá a los Estados Unidos y a su democracia. Por su parte, una proporción casi idéntica, de 79% cree lo mismo sobre la agenda demócrata. En ese sentido, es una elección que podría definirse como buena parte de las anteriores, por un voto de descontento por la situación económica del país. Pero también podría suponer una elección que se decante a partir de estas percepciones del otro como el enemigo a vencer para preservar la democracia, la unidad nacional, el estado de derecho o la soberanía.
Destaco un comentario en la prensa estadounidense: Jeff Horwitt, encuestador de Hart Research Associates, lo pone en los términos siguiente: “sabemos que muchos emitirán su voto desde el enojo, simplemente no sabemos qué lado está más enojado”. Y en ese contexto, México aparece como un tema central. Basta con echar un vistazo a las elecciones que definirán si Greg Abbott se mantiene como gobernador de Texas o deja su lugar a Beto O´Rourke o si California seguirá gobernada por Gavin Newsom para entender la trascendencia de esta elección para iniciativas y políticas migratorias y de acceso a la educación superior, el empleo, la atención médica y los beneficios públicos de amplios colectivos mexicanos o de origen mexicano. Lo mismo podría decirse de la contiendan en Arizona y en Florida. Quizá una buena noticia es que también hay mayoría de latinos y sobretodo mexicanos enojados con el canon antinmigrante del trumpismo.