El gobierno de Chile y la dictadura de Nicaragua

En América Latina y el mundo, Chile es el único gobierno de izquierda que de manera abierta ha manifestado su condena a la dictadura que en Nicaragua encabeza el presidente Daniel Ortega y la vicepresidenta Rosario Murillo, su esposa.

La dictadura, días atrás desterró a Estados Unidos a 222 presos políticos, a quienes retiró la nacionalidad, y a 94 políticos, artistas, escritores y dirigente sociales, que ahora viven en el exilio, les quitó también la nacionalidad.

Ante estos hechos, el 16 de febrero, la canciller chilena Antonia Urrejola (54), fijó la posición del gobierno y afirmó que en Nicaragua “cada día más se trata de una dictadura totalitaria”.

Y añadió que a los desterrados “no solo les quitan la nacionalidad y les confiscan los bienes, sino que también han sido declarados prófugos de la justicia”.

Urrejola, en conferencia de prensa, afirmó que “entre los desterrados tenemos escritores (…) periodistas, mujeres defensoras de derechos humanos, feministas, muchas de las cuales están dentro del país. Sigue habiendo al menos 30 presos políticos”.

En su declaración, en la sede presidencial del Palacio de la Moneda, manifestó con énfasis que eso al gobierno de Chile “nos parece de suma gravedad, de suma gravedad”. Los chilenos saben que es vivir bajo una dictadura como fue la de Augusto Pinochet.

El presidente Gabriel Boric (38) en dos ocasiones había solicitado al gobierno de Nicaragua la liberación de los presos políticos. La primera vez, en septiembre pasado, en su intervención en la Asamblea General de la ONU, donde pidió “trabajar para que, en ningún lugar del mundo, tener distintas ideas del Gobierno de turno pueda terminar en persecución o vulneración de derechos humanos”.

Y la segunda, en enero de este año, al participar en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en Buenos Aires donde pidió por la liberación de los “opositores que aún se encuentran detenidos de forma indigna”.

La canciller hizo público el compromiso del gobierno de izquierda que encabeza Boric, de seguir denunciando al régimen de Ortega – Murillo y llevar a cabo las acciones requeridas para apoyar a los perseguidos y la democratización de Nicaragua.

Urrejola señaló que “esperamos que el resto de la comunidad internacional esté a la altura”. Ahora el gobierno socialista de España ha otorgado la nacionalidad a los presos políticos expatriados, ya antes la había dado a algunos exilados.

En América Latina los supuestos gobiernos de izquierda de Brasil, Colombia, Argentina y México no se han pronunciado en contra de las recientes acciones de la dictadura en Nicaragua, que recuerda a la de los Somoza, que en su momento México sí condenó.

No se puede hacer distinción entre dictaduras de izquierda o de derecha. Las dictaduras de cualquier signo son iguales. Son dictaduras y no más. La izquierda es democrática o no lo es.

La postura del actual gobierno socialista de Chile da muestras, una vez más, de ser el centro del nuevo discurso de la izquierda latinoamericana, que se asume como demócrata y enemiga de todos los totalitarismos, vengan de donde vengan.

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