Desde 2002 no se reelegía un presidente en Francia; ha sido Emmanuel Macron quien lo logra 20 años después y ahora tiene que asumir retos que demandan la decisión de los electores y los años de su futuro cercano.
La crisis de su mandato, la pandemia, la economía, los problemas sociales y las reformas que demanda un país cambiante y moderno, son parte de los retos que debe asumir frente al país galo.
Con entre un 57.6% y un 58.2% de votos, el candidato de La República en Marcha (LREM), de 44 años, derrotó de nuevo a su rival ultraderechista, Marine Le Pen, de 53 años, pero con una menor diferencia que en 2017 (66.1%), según las primeras estimaciones.
El centrista enfrentó desde su llegada al poder en 2017 duras protestas contra sus reformas, una pandemia mundial y las consecuencias de la guerra en Ucrania, con el mismo ímpetu con que derrotó de nuevo a la extrema derecha… Aunque no logró borrar su imagen de arrogante y alejado de las clases populares.
No obstante, Macron se comprometió a cambiar su manera de hacer reformas y cumplir con las expectativas que los votantes tienen respecto a él, aunque ya había advertido cinco años atrás que sería dominador y autoritario. Y lo cumplió.
La crisis más grande que enfrentó fue en 2018, la de los “chalecos amarillos”, que originó protestas por el alza en los precios del combustible y que lo llevó a ser considerado como el Presidente de los ricos y que, obviamente, desfavoreció a las clases populares.
Macron es el presidente más joven de la historia de Francia, llegó al máximo cargo a los 39 años (nació en 1977 en Amiens); fue ministro de Economía en 2014 y consejero económico del mandatario François Hollande.
Fuente jornada.com.mx