Una buena maestra o maestro comparte su conocimiento y facilita el aprendizaje, pero además transmite valores y pueden inspirar a sus alumnos a ser mejores personas y potenciar sus habilidades.
Por todo esto, los docentes son fundamentales en cualquier plan que intente mejorar la calidad educativa y alcanzar el acceso universal a este derecho, lo que contribuye a tener un país más justo y competitivo.
Pero en México, según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) no sólo hay escasez de docentes, sino que quienes eligen esta profesión enfrentan condiciones poco óptimas que limitan su crecimiento profesional, su formación y, por ende, su capacidad para lograr una mejor educación.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), una verdadera transformación educativa comienza por mejorar las condiciones laborales de las y los maestros.
En nuestro país, señala el IMCO, hay 2 millones 113 mil docentes para 33 millones de estudiantes inscritos desde educación inicial hasta nivel superior. Detalla que del total de maestros, 57.3% imparte clases de educación básica, 19.9% de educación media superior y 22.9% de educación superior.
En los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) cada profesor de primaria atiende en promedio a 15 estudiantes, y los de educación secundaria atienden a 13.
En contraste, en México los maestros de primaria atienden a un promedio de 24 alumnos y los de secundaria a 16, lo que se traduce en una escasez de los docentes necesarios para cubrir la demanda de alumnos y garantizar una educación de calidad.
Adicionalmente, se convierte en mayor carga de trabajo y responsabilidad para los docentes, lo que afecta su desempeño, advierte el Instituto.
Por otra parte, en promedio los maestros de secundaria en México destinan mil horas al año a sus labores, mientras que el promedio de los países de la OCDE es de 700 horas.
A pesar de tener jornadas laborales más largas que el promedio de los países que componen la OCDE, la docencia es una de las profesiones menos valoradas en México, puntualiza el IMCO. De acuerdo con su portal Compara Carreras, los docentes ganan en promedio 10 mil 650 pesos mensuales, lo que representa un ingreso 17% menor respecto al de otros profesionistas, que es de 12 mil 96 pesos mensuales.
Pero la plantilla de docentes no sólo es insuficiente o enfrenta condiciones complejas, sino que, además, continúa combatiendo las secuelas de la pandemia que se refleja en la pérdida de aprendizajes equivalente a 2 años.
Como ya se señaló, los “profes” son una pieza fundamental en la construcción de un mejor sistema educativo, pero continúan enfrentando un panorama laboral complejo para su desempeño efectivo.
Por ello, el IMCO advierte que no habrá transformación del sistema educativo sin mejoras sustanciales en la plantilla docente y en sus derechos laborales, así como un mayor acompañamiento por parte de las autoridades. Ante esto, propone la dignificación de la profesión docente como la piedra angular para alcanzar la calidad educativa, lo que se lograría mediante:
1.- Asegurar un proceso de selección, reclutamiento y desarrollo profesional docente efectivo que garantice una plantilla lo suficientemente amplia y de calidad para cubrir la demanda y dar atención de calidad a los estudiantes.
2.- Mejorar las condiciones laborales de los docentes y dignificar su trabajo con sueldos competitivos. No es suficiente que el reconocimiento de los maestros se quede en el discurso, sino que es necesario que su labor sea reconocida con salarios adecuados y con oportunidades de crecimiento y
3.- Asegurar una capacitación suficiente y de calidad.
Es hora de hacer lo correcto, ya que sin educación de calidad, será imposible reducir las desigualdades que nos aquejan y ser más competitivos.