Las odiosas, pero valiosas comparaciones

Mucha gente o casi todos hacemos comparaciones por más odiosas que estas resulten, más aún en un entorno como el actual tan competitivo, éstas se hacen de manera cotidiana.

El hecho de pertenecer como país a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico nos permite reflexionar con objetividad en aspectos como el renglón de la Salud, tema del presente artículo.

Al igual que varios países de la América Latina, México está lejos de ser Dinamarca al gastar poco en la Salud, una cuarta parte (1/4) del promedio de la OCDE. Es sabido, además que tampoco se gasta del todo bien.

Esto se debe entre otras razones a que los sistemas de salud están fragmentados en distintos subsistemas con mecanismos de gobernanza diferenciados en cuestiones como el financiamiento, la transparencia o la misma prestación de servicios.

Veamos algunas comparaciones recientes de México, empezando por la esperanza de vida al nacer, que es cinco años menor al promedio de la OCDE que por cierto tiene varias explicaciones.

Algunas relacionadas, por ejemplo, con la cobertura y los servicios destacando el número de camas, de médicos y enfermeras por cada mil habitantes donde prácticamente si bien nos va la relación con el promedio es de tres a uno.

Es decir, mientras que hay nueve enfermeras por cada mil habitantes en la OCDE nosotros andamos en tres y lo mismo sucede en materia de gasto per cápita al año donde el tres a uno se repite.

Apenas rebasamos los mil dólares por habitante cuando ellos andan en 4 mil y lo mismo sucede con la relación del gasto en salud y el PIB que representa el 5.5% uno de los más bajos siendo esta una de las razones por la que gastamos en hogares el doble en atención medica que muchos países.

Factores de riesgo en salud los hay, empezando con el tabaco y el alcohol o la contaminación ambiental donde no andamos tan mal, empero, el problema más serio lo es la obesidad y el sobrepeso ya que somos el segundo a nivel mundial.

Casi las ¾ partes de los adultos en nuestro país son obesos y tienen sobrepeso, tendencia que, por cierto, comienza a una edad temprana y que -como se sabe- acarrea un sin número de riesgos y enfermedades.

Empezando con la diabetes y la hipertensión otro de los altos promedios que nos cargamos y que surgen justamente de estas odiosas pero valiosas comparaciones ya que esta información sirve para la toma de decisiones.

De estas se desprenden líneas, proyectos o programas que se convierten en políticas públicas o propuestas de solución evaluables y medibles ya que de eso se trata.

Se me viene a la mente una frase muy utilizada por JL Borges acerca del éxito y el fracaso. Decía él el éxito y el fracaso son dos impostores, nadie fracasa tanto como cree y nadie tiene tanto éxito como supone.

En el caso de nuestro país esta frase es sin duda una especie de espada de Damocles ya que los comparativos en cuanto al fracaso reciente sin ningún éxito a la vista nos dejan muy mal parados por más que la 4T pretenda hacernos ver lo contrario.

Estamos a años luz de igualar las condiciones de Dinamarca o cualquier país europeo, es más Brasil, Argentina, Uruguay, Chile entre otros nos llevan ventaja en cuanto a cobertura, servicios y gasto en salud.

Con tanto bandazo en el sexenio actual, quitar el seguro popular, desaparecer el INSABI, cargarle el paquete al IMSS, estamos muy lejos de la Dinamarca tan cacareada y prometida, pero eso sí, siendo aspiracioncitas hacia allá deberíamos transitar.

He dixi

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