LA VIVIENDA Y SUS EXPECTATIVAS 2025

Entre que se acomodan los escenarios y arreglos en materia de aranceles con Trump, hay que echarle un taco de ojo al sector de la vivienda como generador de riqueza y empleos, ya que representa entre el 5 y 6% del PIB y del empleo en el país.

No obstante, datos recientes del precio de la vivienda a nivel nacional destacan un incremento de más del doble de la inflación general cercano al 10% para 2024, un poco menor al 2023 pero para nada como echar las campanas al vuelo.

Lo que hay detrás de estos aumentos son, de entrada, los altos costos de los materiales para construcción, la baja moderada de la tasa de interés del BANXICO, que, entre otros, han impactado la oferta de nuevas viviendas muy a pesar de que hay demanda efectiva y déficit en la materia.

Obviamente que el valor y los precios de la vivienda por metro cuadrado es distinto por entidad federativa, según la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF) que destaca que hay entidades como las zonas turísticas de BCS y Quintana Roo donde se ha encarecido por encima del promedio nacional.

No se diga en entidades del norte y occidente y sus zonas industriales como Jalisco y Nuevo León, donde las expectativas del nearshoring pusieron “patas arriba” valores y precios de la vivienda nueva y usada.

Lo destaco, a diferencia de estados menos dinámicos, como Sinaloa y Sonora, donde el mercado es menos agresivo en materia de precios por metro cuadrado, dado los datos que maneja la SHF.

Pero bueno, el tema de la escasez de nueva vivienda media y social ha sido un clamor generalizado que ni duda impacta en la baja colocación de crédito hipotecario, tal es el caso de la banca comercial que cayó un 5%.

Han de saber que la banca comercial representa el 54% del total de crédito hipotecario, seguido por el INFONAVIT con el 40% el restante 6% corresponde al ISSSTE y otros.

En México y cada año, la Asociación de Bancos lo reitera en sus convenciones, solo 3.5 de cada 10 mexicanos alcanzan a un crédito formal, debido principalmente al bajo ingreso familiar, al temor a endeudarse y a la carencia de educación financiera.

El punto es que 7 de cada 10 jóvenes entre 25 y 40 años están en búsqueda de nuevas opciones de vivienda y es un mercado potencial que hay que atender cuidando que no rebasen el 30% de sus ingresos en la compra de vivienda nueva o usada.

Las expectativas para los bancos este año a pesar de la desaceleración económica y los aranceles que están ralentizando la nueva atracción de inversiones es que hay que apostarle a nuestro mercado interno ajustando a la baja tanto la inflación como las de tasas de interés.

Para el caso de la vivienda social, ahora del bienestar, hagamos votos por que se cumplan las metas sexenales del programa de vivienda con la generación del millón de casas que podrán adquirirse o rentarse en dichos segmentos al reducir las barreras de entrada en su acceso.

Recordemos que ha sido la vivienda económica la que ha decrecido a una tasa constante del 10% durante el sexenio de la 4T pero que completa ya una caída del 56% y aún así tiene sus aplaudidores que como focas hacen olas en las mañaneras.

La apuesta es grande para este sector, sobre todo en el costo de los materiales para construcción, sean cemento, acero o concreto, entre otro que hay que cuidar.

Ahora bien, es impostergable señalar la necesidad de ajustar a la brevedad la tardada y costosa tramitología que persiste en estados y municipios, la cual, resulta un calvario, viacrucis o dolor de cabeza para los que se dedican a este estratégico sector.

HE DIXI.

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