La salud en México, más inflación y desabasto

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Por Germán Lohr

Para nadie resulta extraño a estas alturas del sexenio de la 4T el alza desmesurada en el precio de los productos y servicios relacionados con el cuidado personal y la salud en general.

Hagamos un poco de historia, a raíz de la pandemia de Covid-19, uno de los rubros que conforman el índice general de precios que más ha subido es el de la salud, cercanos a 8% a julio de este año.

Ciertamente, gran parte de estos aumentos no vistos desde 2001 deben ser atribuidos a la pandemia de 2020, que disparó no solo las consultas médicas sino además la compra de medicamentos en general.

Sin embargo, no debemos soslayar que varios de los choques de oferta e incluso cuellos de botella gestados a la fecha en cuanto a precios y desabasto también se deben a la mala planeación gubernamental de la salud léase el (Insabi).

Al revisar la Encuesta de Ingreso-Gasto del Inegi se puede ver que la mayoría de los impactos de precio en el rubro de la salud han sido absorbidos por los hogares al pasar de representar el 2.7% del gasto total de las familias en 2018 al 4.2% en 2020.

Baste echar un ojo a los aumentos en medicinas o rubros sensibles como los análisis clínicos y de laboratorio, el costo de una resonancia magnética o tomografía o bien alguna operación quirúrgica para corroborar dichos datos.

Tampoco debemos perder de vista que quienes son atendidos por el sector público llevan ya más de tres años con severo desabasto de insumos y medicamentos y hasta la fecha nuestras autoridades no han dado pie con bola en cuanto a compra y distribución de medicinas.

De mal en peor vamos en este sentido, que muchas organizaciones civiles respetables aseguran que este será el sexenio del desabasto lo cual por cierto está más que documentado.

En el 2021 por ejemplo, no se surtieron más de 24 millones de recetas a derechohabientes del IMSS, Issste, Pemex, entre otros que corrieron con peor suerte.

De acuerdo con datos del Sistema Nacional de Indicadores de Calidad en Salud, la población sin seguridad social atendida en unidades de La Secretaría de Salud, IMSS-Bienestar o Insabi sigue siendo la más afectada.

Esto, en cuanto a medicamentos se refiere, ya que más de 25% no pudo ser surtido efectivamente en zonas urbanas y rurales.

Observar el impresionante crecimiento de los consultorios privados con farmacias adyacentes nos da una idea de lo que estamos hablando al pasar de 3 mil 430 en 2020 a 8 mil 220 en 2021.

Nada mal, por cierto, ya que gracias a estos ha sido posible ofrecer medicamentos genéricos a menor precio que en mucho han apoyado a este deteriorado renglón.

Pero bueno, faltan dos años dirán algunos optimistas para recomponer un poco la situación, aunque se sigue observando un desorden en cuanto a la programación y presupuesto del gasto que como se sabe es de los más bajos de la OCDE.

Más aun el Instituto de Salud para el Bienestar-Insabi- que reemplazó al seguro popular, tampoco arroja buenos números. Este año, comparado con enero-mayo de 2021 ha otorgado 81% menos consultas a derechohabientes y su presupuesto en vez de crecer, decreció.

Por esta y otras razones es notorio que la educación y la salud de plano no fueron prioridad del presente gobierno y falta poco para evaluar en que para esta misa al final del sexenio.

Por lo pronto, hay que agregarle otra variable a la ecuación sexenal ya que ambos rubros se deben sumar a los malos resultados en términos de crecimiento económico e inversión de un sexenio espanta-cigüeñas o de mediocres resultados.

Uno más de los botones mal abrochados de este tránsito sexenal.

He dixi.

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