Por Germán Lohr
La paradoja de la Prosperidad es un libro escrito por varios autores uno de ellos Clayton M Christensen, profesor de la escuela de negocios de Harvard y ganador en 5 ocasiones del premio Mc Kinsey una de las firmas de consultoría más grandes del mundo.
A mi modo de ver este libro -que habla mucho de la innovación- debe ser leído por emprendedores, pero también por funcionarios y tomadores de decisiones del sector público y privado.
Sobre todo, del mundo subdesarrollado como el nuestro debido a que su orientación y enfoque contra la pobreza es novedoso y medular en cuanto a Innovación y emprendimiento se refiere.
Nos recuerda por ejemplo con cierto énfasis, que la prosperidad es un fenómeno reciente y que países como EEUU, Corea del Sur o Japón no nacieron ricos ya que hace 100 o más años fueron pobres y tuvieron corrupción y gobiernos caóticos.
Ahora bien, la tesis central es la creación de nuevos mercados a través del concepto del no consumo que nos obliga prácticamente a abrir los ojos al mercado de los segmentos bajos en términos de ingreso que hay en todo el mundo.
Gracias a la innovación, sostienen los autores, es posible escalar modelos económicos que abran oportunidades donde no las hay y se creen nuevos mercados. ¿Por qué, no ver como futuros consumidores a 600 millones de personas en África que carecen de electricidad?
En este sentido, hay un arsenal de maneras y posibilidades de cómo hacer rentable estos nichos de mercado que permitan generar nuevos modelos de negocios y emprendimiento escalables.
La creación y atención de estos segmentos de mercado hace que nazcan otras oportunidades de desarrollo en muchas regiones del mundo y son estas las que que se exhiben a plenitud en el apéndice del mismo.
Cuantos tipos de innovación existe, donde deben aplicarse y como ser mejor aprovechadas son variables claves para avanzar y repensar el subdesarrollo actual de muchos países en pobreza.
Experiencias exitosas en proyectos de agua limpia, basura, corrupción, salud, educación, medicina económica y un largo etcétera que vale la pena escudriñar y replicar en Sonora.
El no consumo está en todas partes y es posible hacer innovaciones a través de procesos de emprendimiento y van los siguientes ejemplos;
Safaricom es una plataforma de dinero móvil que permite transferir y ahorrar recursos sin tener una cuenta bancaria dirigida al no consumo en Kenia donde más del 85% de los kenianos no tiene acceso a servicios bancarios. Hoy atiende a más de 22 millones de personas.
Celtel-telefonía móvil con tarjeta de prepago ahora provee servicios educativos y de salud móvil en África lo que permitió atender al no consumo de más del 97% de la población con servicios baratos.
Más de 80% de los hogares en Ruanda tienen pisos de tierra, la compañía Earth Enable ha instalado pisos de barro sólidos y asequibles a 1/5 parte del costo del cemento atendiendo al no consumo.
Micro-ensure una empresa de seguros para millones de personas que viven con menos de tres dólares diarios se dirigió al no consumo de países pobres y en una década ha asegurado a más de 50 millones de clientes que nunca habían contratado algún seguro.
Pues bien, la moraleja del cuento es que no solo debemos orientar la sabiduría popular al consumo sino al no consumo que encienda nuevos motores de crecimiento que ayuden a generar otros empleos e ingresos al igual que nueva infraestructura productiva y cadenas de valor.
He dixi.