La inflación y la luna que se quiebra sobre la tiniebla

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Por Germán Lohr

Hay una frase de Borges, el escritor argentino, acerca de la inflación que viene al caso mencionar: “La inflación es como la luna, indescifrable y cotidiana” y tal parece que su repunte a 8%, el más alto en los últimos 21 años, no nos cae como anillo al dedo.

Ahora es y será uno de los grandes pendientes tanto para el gobierno federal como para el Banco de México -Banxico- que, por cierto, tendrá que lidiar con los anunciados aumentos de la Reserva Federal de nuestros vecinos del norte.

Recordemos que en todos lados se cuecen habas y allende la frontera, la inflación ronda igual en 8%, la más alta en los últimos 40 años y cuya dolorosa medicina será subir entre un cuarto y medio punto la tasa de referencia.

Como se sabe la diferencia del Banxico y la Reserva Federal es que esta tiene un doble propósito: evitar la inflación y cuidar el empleo y en consecuencia el crecimiento de la economía.

Con la guerra inacabable entre Rusia y Ucrania, la volatilidad de los energéticos y las materias primas en aumento están a la orden del día lo que trae como consecuencia que ya se hable de una recesión global en China, Europa y los EEUU.

Lo anterior no suena nada bien para el resto del mundo y en países emergentes como el nuestro a pesar de que algunos han gozado con los incrementos de precios en petróleo que no deja de ser otra variable a regular ya que provoca mayor inflación al resto de países compradores.

El caso de China es emblemático ahora con el confinamiento de COVID que ha creado efectos negativos en las cadenas de suministro globales y que más atiza el alza generalizada de los precios.

No olvidemos que somos importadores de granos y oleaginosas no se diga de energéticos y hay que estar atentos a las fluctuaciones de tasas de interés que nos va a pegar en deuda y en expectativas de crecimiento para este año en el que se anuncia una caída del PIB el cual si bien nos va rondara entre el 1 y el 2%.

Conviene estar muy atento al PACIC, esto es al paquete para el control inflacionario y la carestía que está por anunciarse para contrarrestar este fenómeno tan cotidiano e indescifrable.

Respecto al PACIC se habla de un pacto, aunque suene raro que tendrá una duración de 6 meses en el que se involucra a 24 productos que impactan al 70% de los más pobres.

El gobierno federal saca ya a colación el sacrificio del IEPS en gasolinas y diésel que ha dejado de cobrar en estos meses para abonar al efecto inflacionario y que sin duda abre un gran boquete a las finanzas públicas y a las participaciones federales en estados y municipios.

Esperemos pues el contenido de este instrumento de corto plazo que ofrece el gobierno y varios organismos que tendrán que sacrificar en algo sus utilidades en un contexto global y nacional recesivo y aparte inflacionario.

Recordemos que de nueva cuenta las expectativas de crecimiento económico para México han sido recortadas a la baja y se estima ronden entre el 1 y 2% en promedio.

Se entiende que varios de los 24 productos que se mencionan en esta canasta tienen que ver con alimentos entre otros granos y oleaginosas no se diga cárnicos y legumbres las cuales se producen en varios estados del noroeste del país por citar algunos Sonora, Sinaloa y la Baja California.

Detrás de cada producto hay una gran cadena de insumos en los que el Gobierno tiene mano entre otros los fertilizantes, el diésel y el gas por citar algunos y es conveniente observar que tipo de apoyo tendrán si se habla de este pacto en el que todos ponen.

En suma, va siendo hora que dejemos la agenda pública presidencial con sus grillas y polarizaciones ya que si queremos salir con bien de este doloroso trance hay que poner los esfuerzos en estos asuntos prioritarios elevados a rango de traición a la patria si no actuamos en consecuencia.

He dixi

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