Como aquel gustado programa de TV en los setenta “Aunque usted no lo crea”, la Organización de las Naciones Unidas-ONU- está llevando a cabo en Nueva York la reunión de la Gestión Integral de Recursos Hídricos para América Latina y el Caribe.
Mejor conocida por sus siglas o bajo el acrónimo GIRH este tipo de reuniones no se realizaban desde 1977 hace la friolera de 36 años en Mar del Plata en Argentina.
Por eso digo que es increíble, aplaudible y más que todo, oportuna esta iniciativa ya que la extracción de agua por habitante ha crecido bastante en los últimos 20 años según se comenta.
Este incremento en la región se explica por varias razones entre otras el crecimiento demográfico que viene acompañado por la expansión de las ciudades grandes y medias, así como un creciente poder de compra demandante de servicios.
Según los especialistas ahí reunidos la gestión integral de los recursos hídricos sigue siendo igual de escasa y débil que hace casi 4 décadas foco rojo hoy como tema de seguridad alimentaria y de consumo humano.
En México sigue siendo un proceso pendiente desde 2012 la Ley General de Aguas a discusión en el H Congreso de la Unión quien deberá por cierto convocar a los tres órdenes de gobierno, organismos privados, académicos y el público en general a participar activamente.
Nos urge -la verdad- actualizarnos y conocer el anverso y reverso, la cara y la cruz de la situación actual del agua del país sobre todo en estados del norte, noroeste y bajío.
Regiones beneficiarias del nearshoring y que como todos sabemos disponen de menor agua en promedio que el sur y sureste del país y estando sometidas al estrés hídrico un día sí y otro también.
No solo pues, es hablar de la tecnificación del campo y sus distritos de riego, desalinizar agua o jalarla mediante acueducto del rio Panuco es también hablar del buen uso y destino del recurso y su ahorro disponible si lo hay.
Antes de intentar costosos proyectos que ponen en duda la sostenibilidad de nuestras regiones o intentar sacar agua de las piedras o traerla de otro planeta o bien seguir con la misma opacidad de las cifras estadísticas es necesario ponerse a pensar que sigue.
Que sigue en cuanto a cómo o por qué innovar o culturizar más o bien aprender más de su destino final o del mal manejo de la misma empezando por el consumo humano y doméstico no se diga del uso en los sectores industrial, minero y de servicios.
Si se dice que más de 76% del agua se gasta en el sector agropecuario en 86 distritos de riego que abarcan 10.4 millones de hectáreas necesitamos saber con certeza que tanto es agua rodada proveniente de presas y agua subterránea de nuestros mantos freáticos y que cultivos ya no convienen.
Revisar y evaluar con visión de futuro, desperdicios, consumos, destinos es prioritario ya que son muchos los actores en juego no se diga el sinnúmero de actividades económicas muchas de las cuales hacen un uso irracional de este insumo.
Conviene de nuevo revisar los convenios internacionales en materia de acuerdos de Agua con EEUU más ahora que se discute el tema de la Ley de Aguas Nacionales, su legislación y puesta en práctica.
Ya veremos en qué paran estas misas.