Con información del New York Times
El domingo, los argentinos eligieron a Javier Milei, un libertario de ultraderecha que ha sido comparado con Donald Trump, como su próximo presidente, una sacudida hacia la derecha para un país que experimenta una crisis económica y una señal de lo fuerte que sigue siendo la extrema derecha en el mundo.
Milei, un economista, personalidad de la televisión en el pasado y con poca experiencia política, ha irrumpido en la escena política argentina, que tradicionalmente había sido muy cerrada, con un estilo osado, una propensión a las teorías de la conspiración y una serie de propuestas extremistas que, asegura, son necesarias para revertir una economía y gobiernos quebrados.
Milei obtuvo casi el 56 por ciento de los votos, con el 95 por ciento de las papeletas escrutadas, derrotando a Sergio Massa, ministro de Economía argentino de centroizquierda, quien obtuvo el 44 por ciento de los votos. Massa, de 51 años, reconoció su derrota incluso antes de que se publicaran los resultados oficiales y luego dijo que se tomaría una licencia del gobierno.
Milei ha prometido recortar el gasto público y los impuestos, cerrar el Banco Central de Argentina y remplazar la moneda nacional, el peso, con el dólar estadounidense en caso de ganar la presidencia. También ha propuesto prohibir el aborto, hacer más laxas las leyes de portación de armas y solo considerar como países aliados de Argentina a las naciones que quieran combatir el socialismo, y a menudo pone como ejemplo a Estados Unidos e Israel.
En su discurso de victoria, atacó a la “casta” política que, según él, se ha enriquecido a costa de los argentinos de a pie y dijo que “hoy comienza el fin de la decadencia argentina”. Pero también ofreció una posibilidad de integración.