En las primeras horas del 1 de octubre de 2024, Israel inició una ofensiva terrestre en el sur de Líbano, tras meses de tensión con Hezbolá. El ejército israelí confirmó que sus tropas llevaron a cabo incursiones “selectivas” en áreas cercanas a la frontera, con el objetivo de neutralizar amenazas inmediatas para las comunidades del norte de Israel. Según las autoridades, las operaciones están siendo apoyadas por la fuerza aérea y la artillería, que ejecutan ataques precisos sobre objetivos estratégicos.
En la localidad libanesa de Aita al-Shaab, residentes informaron sobre intensos bombardeos y la presencia de helicópteros y drones sobrevolando la región. Este avance ocurre después de que el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, anunciara que una nueva fase del conflicto con Hezbolá estaba por comenzar, buscando también garantizar la seguridad de los israelíes desplazados por los cohetes del grupo militante.
La ofensiva llega pocos días después de la muerte de Hassan Nasrallah, el líder de Hezbolá, en un ataque aéreo israelí, lo que representó un duro golpe para la organización y su aliado Irán. Nasrallah era considerado una figura clave en la resistencia contra los intereses israelíes en la región.