La pandemia de Covid-19 ha acarreado enfermedades y malestares que se han combinado o son consecuencia de haber padecido esta enfermedad que ha atacado en todo el mundo desde finales de 2019.
Investigadores del Centro de Cognición y Toma de Decisiones de la HSE y de la Academia Médica del Estado Central de Rusia ha realizado un estudio sobre los trastornos del sueño, el estado de ánimo y la fatiga después del Covid-19.
La revista científica Neuroscience and Behavioral Psycholog, publicó las conclusiones de los científicos que apuntan que estos factores están interrelacionados y recomiendan un enfoque integral para tratar el problema con eficacia.
En el estudio participaron 119 pacientes hospitalizados con diagnósticos confirmados de Covid-19, quienes completaron cuatro cuestionarios sobre depresión, ansiedad, fatiga y trastornos del sueño.
Los pacientes que obtuvieron puntuaciones superiores a la media en los resultados de los cuestionarios también se sometieron a entrevistas psiquiátricas.
La encuesta detectó altos niveles de trastornos del estado de ánimo y del sueño entre los participantes en el estudio. En total, el 28% de los encuestados informó de un deterioro del estado de ánimo, el 27% experimentó una alteración de la calidad de su sueño y el 73% sufrió fatiga.
Se determinó además que niveles más altos de fatiga aumentaron el riesgo de ansiedad y depresión. Asimismo, el aumento de la ansiedad y el deterioro del estado de ánimo también afectaron a la vitalidad general.
Estos resultados indican que la depresión puede hacer que las personas que se han recuperado del Covid-19 se sientan menos vigorosas en su vida diaria.
La pérdida de energía podría deberse, según los médicos, a consecuencias orgánicas propias del virus; este enfoque puede dar lugar a un curso prolongado de astenia durante la recuperación de la enfermedad, a pesar de los parámetros fisiológicos favorables. Los resultados también mostraron que el aumento de la ansiedad y la depresión repercuten en la calidad del sueño.
Los problemas de sueño de los pacientes analizados se atribuyen más a menudo a alteraciones fisiológicas, como las consecuencias de una estancia en cuidados intensivos y los efectos de una falta de movimiento prolongada, pero no a trastornos del estado de ánimo.
Los datos subrayan una vez más que, cuando los pacientes se quejan de problemas de sueño, es necesario examinar su estado mental tanto durante su enfermedad como una vez finalizada la cuarentena, explica una de las responsables de la investigación, Ainur Ragimova.
Fuente reporte365.com