La minería en México atraviesa momentos de peligro, quizá los más preocupantes en su historia. Del puerto al que se llegue, dependerá la estabilidad de la industria y los beneficios que pueda seguir aportando a las cadenas de producción nacional e internacional.
No en vano, las iniciativas de reforma del presidente López Obrador a la Ley Minera, de Aguas Nacionales, la LGEEPA y la de Residuos, debería quitarle el sueño no solo a las empresas del gremio, sino también a las industrias y familias que dependen de este importante sector que, desde hace años, ha sido uno de los pilares económicos de México.
Y es que, a medida que pasan los días, se hacen más visibles las afectaciones que la iniciativa tendrá materia de inversión, creación de empleos, aportación al PIB, producción, entre otros. Es tal el impacto que podría tener en la industria en general que, organismos y cámaras como la Concamin; el Consejo Consultivo Empresarial; la Cancham; la International Chamber of Commerce México; la Barra Mexicana de Abogados; el Colegio de Abogados A.C; colegios de ingenieros, entre otros, han externado su preocupación, sumándose a pedir una cuidadosa revisión de la iniciativa.
Pese a esto, la respuesta de López Obrador, a la que recientemente se sumó el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, es la de remitirse al pasado, asegurando que la reforma no generará fuga de inversiones y cuya intención es solo cuidar el agua y acabar con los privilegios empresariales que supuestamente hubo en administraciones anteriores.
Desconcierta la timidez del discurso de Durazo, quien no parece visualizar que, si la reforma avanza, uno de los estados más afectados a corto plazo será Sonora, pues el crecimiento económico proyectado para los próximos años, así como el bienestar social que hasta ahora se ha generado en la entidad, dependen, en buena parte, de la industria minera y sus inversiones.
De ahí la importancia de que el gobierno de Sonora influya en la conversación desde un punto de vista objetivo y que, más allá de secundar el discurso nacionalista del presidente, contemple el daño que la iniciativa tendría para el desarrollo de proyectos como LitioMx o bien, para brindar certidumbre a las inversiones que ya existen en el estado, especialmente ante un escenario tan importante como será la transición energética, que depende en su totalidad de la extracción minera. Los siguientes días serán de definición y en el debate deben considerarse elementos como: el efecto que puede tener esta iniciativa para que México deje de ser considerado un lugar atractivo para las inversiones mineras; la importancia de que el país continúe como uno de los principales productores de minerales a nivel mundial, o el hecho de que, para cuidar del medio ambiente, se debe regular mejor a otras industrias que impactan en el consumo de agua como son la textil, la agrícola, la refresquera, entre otras.