¿García Luna rendía culto al Ángel de la Muerte?

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A propósito del juicio contra el exsecretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna, son muchos los temas que surgen del hombre que está a horas de enfrentar un proceso legal en Estados Unidos.

Uno de ellos es el de un presunto culto al Ángel de la Muerte, que está consignado en un libro de Olga Wornat, quien señala que el exfuncionario de la administración de Felipe Calderón era seguidor de esta creencia.

“Adorador del Ángel de la Muerte, una efigie negra que instaló en un altar de una habitación secreta de la secretaria de Seguridad, junto a la Santa Muerte, García Luna nunca salió a una misión sin pedirle ayuda espiritual”, detalla un párrafo del capítulo dos, cuyo título es “El topo”, del libro “Felipe, el oscuro”.

En un breve subtema, la escritora brinda un párrafo del periodista José Gil Olmos: “El encargado de la seguridad pública del Gobierno federal no deja que nadie se acerque a su nicho espiritual. Está totalmente prohibido aproximarse a ese lugar, santo para quien en un momento pretendió presidir la Interpol en México. Pese a ello, a algunos de sus subordinados les ha sido imposible sustraerse a la tentación de observar el altar donde rigen de manera imponente las figuras del Ángel Negro y de la Santa Muerte, a quienes se encomienda a diario, como hacen los narcotraficantes”.

Debido a ‘la presencia’ de estas figuras en el despacho García Luna, comenzó a relacionársele con el crimen organizado, por tratarse de una práctica común entre éste, ya sea para pedir protección o para no caer en manos de la justicia.

No obstante, hay otros practicantes de estos cultos, cuyas peticiones son más relacionadas al ocultismo, ¿las conoces?

El culto a la Santa Muerte tiene una tradición, de más de 228 años; se remonta a 1795, la época donde los indígenas veneraban un esqueleto en un poblado del centro de México.

Conforme pasaron los años, este culto se mantuvo en secreto, pero la devoción en ella fue grande y a pesar de estar oculta durante más de dos siglos, la Ciudad de México se apropió de esta religión, manteniéndose en los barrios desfavorecidos de los años cuarenta.

Luego fue imposible ocultarlo y en los noventa, los altares ya no solo estaban en las casas, también en las calles, donde aumentaban y se congregaban los fieles, que se han contado en alrededor de cinco millones en el mundo, y, entre ellos, se cuenta a Genaro García Luna.

¿Cómo ‘opera’ en la Ciudad de México?

En la Ciudad de México se mantiene el altar de “Doña Queta” quien deja que se tomen fotos y escucha a los visitantes que se quedan en la calle de Alfarería # 112 de la colonia Morelos.

También los seguidores de “La Niña Blanca” o “Virgen de los Olvidados” la reciben con veladoras, cigarros, dulces, bebidas alcohólicas o flores; sus devotos le arrojan humo de la marihuana, o la bañan con “Tonayan” (una bebida alcohólica). Las visitas se hacen cada día primero del mes en el barrio bravo de Tepito.

En el altar, se realizan misas y millones de creyentes esperan recibir la bendición de sus figuras, escapularios, veladoras o estampillas, y a quienes les cumple, regalan comida u objeto relacionado con el culto.

El altar ya tiene más de 21 años de ser visitado y de ofrecer protección a las personas necesitadas, quienes no dejan de acudir a pedir, a dar gracias o bien, a mantener el lugar.

Se tiene la creencia de que las personas privadas de su libertad y de delincuentes en general, sienten que estas figuras no los juzgan, sino que les dan alivio y cobijo.

Fuente radioformula.com.mx

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