El 2 de mayo, Anne Milgram, directora de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), en una reunión auspiciada por el Instituto Milken, organización sin fines de lucro con presencia internacional, fijo la posición de su gobierno con relación al fentanilo.
Ya en marzo pasado, la DEA había dado a conocer una investigación realizada sobre el Cártel del Pacífico a partir de la información que brindaron tres agentes infiltrados en el primer nivel de esa estructura criminal de 2017 a 2022.
El gobierno de México, a través del Presidente, negó que en México se produjera fentanilo a pesar de la contundente evidencia mostrada por la DEA donde se ven los laboratorios en pleno trabajo.
En el informe de marzo la DEA señalaba, siempre con pruebas, que el Cártel del Pacífico, controlado por Los Chapitos, hijos del Joaquín El Chapo Guzmán, son los más importantes productores del fentanilo que ingresa a Estados Unidos.
Y asegura que el cártel, con presencia en 45 países, entre 2017 y 2022 introdujo mensualmente al mercado estadounidense entre 400 mil y 500 mil pastillas de fentanilo.
Y volvió a insistir que los cárteles mexicanos “compran precursores químicos de China, los envían a México, producen fentanilo en masa, buena parte la usan para hacer pastillas falsas y después lo introducen a Estados Unidos por tierra, por aire y por mar”.
La directora de la DEA sostiene que el consumo de fentanilo es “la crisis más urgente que enfrentamos como país” y “la mayor amenaza que hemos tenido que combatir”.
Quien ahora dirige la DEA, tomó el cargo en julio de 2021, lo que dice lo sostiene con pruebas (fotografías, grabaciones …) y la negativa del presidente López Obrador y su gobierno se sostiene solo en discursos.
La DEA, en el marco de los acuerdos firmados con el gobierno de México, seguirá haciendo su trabajo en nuestro país. Los discursos presidenciales no afectan su trabajo. Y en el marco de la estrategia de “abrazos y no balazos”, el Cártel del Pacífico habrá de continuar su expansión.