Afganistán sufrió un episodio similar en junio de 2023, cuando al menos 82 niñas fueron envenenadas en dos colegios en el norte del país, junto a ocho maestros y dos conserjes.
Las afganas han sufrido un severo retroceso de sus derechos desde la llegada de los talibanes al poder en agosto de 2021.
Los fundamentalistas han vetado desde entonces la educación secundaria y universitaria femenina, y han obligado a las mujeres a llevar el rostro cubierto y salir a la calle siempre acompañadas por un miembro masculino de su familia.
Esta regresión de derechos recuerda cada vez más a la postura adquirida por los talibanes durante su anterior régimen entre 1996 y 2001, cuando en base a una rígida interpretación del islam y su estricto código social conocido como pastunwali prohibieron la asistencia femenina a las escuelas y recluyeron a las mujeres en el hogar.