Hay una frase del escritor e intelectual mexicano Carlos Fuentes que se refiere al tiempo al señalar que “hay años o décadas en que no pasa nada y otros en que pasa todo”. Los nuestros son de estos.
Esta temporada de huracanes es una pequeña muestra, OTIS, en Acapulco, da y dará más de que hablar sobre todo como se enfrentará el tema de la reconstrucción y del cambio climático en dicho entorno.
El asunto del calentamiento global llegó para quedarse y debemos irnos acostumbrando a sus graves contrastes, sequias, inundaciones, incendios, vientos y un largo etcétera.
Acá donde nos tocó vivir en Sonora nos queda como anillo al dedo el viejo refrán popular,” hay veces que el pato nada y veces que ni agua bebe”, y este 2023 a diferencia del anterior ha sido más seco y todos esperamos con ansias las equipatas de invierno.
Revisar el nivel de las presas no solo nos invita a cuidar y ahorrar el agua sino pensar en romper los paradigmas del patrón de cultivos o comprometerse sobre todo con una nueva cultura del cuidado del agua a ras de tierra.
Con todo esto quería llegar justamente a dos temas que rondan en las mesas de café, academia, empresas y gobierno, la venta de la presa Abelardo L Rodríguez y la mega inversión solar y posible desaladora en Puerto Peñasco para vender agua a Arizona.
Dos asuntos que tocan a nuestras puertas en el futuro inmediato, por cierto, con serias repercusiones ambientales, financieras y urbanísticas por lo que conviene conocer su posible FODA, esto es sus fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas.
No solo son dos temas, está además el futuro del Litio relacionado sin duda con el medio ambiente y el consumo racional del agua rodada y del subsuelo todo quizá conectado al Nearshoring para bien y para mal.
Un primer tercio de gobierno estatal interesante que hay que ver con apertura y altura de miras, pero en el que se requiere convocar y explicar a detalle de que se trata todo esto.
Un botón de muestra, dice el Gobernador Durazo que la presa en Hermosillo no ha aportado ni un solo litro a la capital en 50 años; no suena mal el argumento para su venta, solo que el huracán Lester pasó por aquí hace 29 años y obligo abrir las compuertas de la presa y enviar los excedentes al mar, remember Tastiota.
En otro orden de ideas el tema de la venta de la presa tiene varias aristas y hay que ir viendo cómo se piensa desarrollar la idea la cual invita a pensar un Hermosillo para los próximos 50 años con tanta oferta de tierra superior a las 1600 hectáreas.
Sin duda una gran reserva de suelo disponible en al menos un 60% ya que se requiere tomar en cuenta el vaso de la presa, control de avenidas, puentes, zonas de amortiguamiento, equipamiento urbano, etc.
Una posible operación de compra-venta, ¿habrá tanto rico que compre?, tiene múltiples implicaciones ya que no resulta tan económico el futuro precio del suelo.
Hay varias preguntas en el aire como aquella de proponer dejar de utilizar el acueducto Independencia, música para los oídos obregonenses, que suenan a acertijo o enigma envuelto en misterio parafraseando a W Churchill
O bien el tema de las fugas, desperdicios, ineficaz manera de medir y contabilizar el agua, guachi col con todos sus bemoles dirían los indefendibles de la 4T.
El déficit de áreas verdes y espacios recreativos con el nuevo Chapultepec de la Sauceda en proyecto son muchos fierros en la lumbre y no está la novia para tafetanes.
Sin embargo, a medida que avance la carreta se acomodan las calabazas y estos temas no son para el anecdotario, ahora, forman parte de la agenda porvenir.
HE DIXI.