Por Germán Lohr
Uno más de los grandes desafíos del país es y seguirá siendo nuestra política energética, misma que reclama fortalecer la seguridad en esta materia que propicie una transición sostenible a futuro.
Requerimos sin duda, mayor estabilidad y coherencia en el largo plazo a través de una creciente capacidad instalada y calidad de los recursos humanos cada vez más interdisciplinarios no se diga de financiamiento público y privado creciente sin descuidar el desarrollo tecnológico.
Desde 2013 que se aprobó la reforma en materia de energía sentamos las bases para transitar de un modelo monopólico a uno de libre competencia manteniendo la propiedad del petróleo en el subsuelo y prohibiendo concesiones a las actividades de exploración y extracción.
Sin embargo, hoy de nuevo estamos enfrascados discutiendo en parlamento abierto en el Congreso de la Unión la contrarreforma eléctrica, a sabiendas de que está documentado que hay factores de riesgo, como la producción a la baja de los hidrocarburos.
No solo es ese riesgo, sino la escasa inversión para mantener la infraestructura para su distribución en un territorio plagado de delincuencia organizada que, junto con la opacidad de las licitaciones causa estragos.
¡Vaya caldo de cultivo que afecta no solo el suministro y los costos de producción!, que no han permitido que la luz baje de precio y sea más competitiva que las de nuestros vecinos del norte, EEUU y Canadá.
El mundo -a querer y no- va aceleradamente hacia una transición energética sostenible que no debemos soslayar si queremos reducir la contaminación atmosférica la cual aquí y en China no se combate con más combustóleo.
Necesitamos de las energías limpias y renovables nos guste o no ya que la meta era elevar estas al 30% para el 2021,35% para el 2024 y 50% al menos para el año 2050.
¿Dónde quedó la meta de la Secretaría de Energía por ejemplo de formar como mínimo a 135 mil expertos de alto nivel en la materia? ¿Dónde quedó la de mayor seguridad energética?, que garantizara energía asequible y confiable.
Recordemos que en los dos últimos sexenios y lo que va del actual el país ha venido declinando sus reservas probadas de 21.6 (miles de millones de barriles) en 1998 a 11.9 en 2008 y 10 años después a 7.7.
En cambio, países como EEUU, Canadá, Brasil, Venezuela han triplicado sus montos en esos años empero nosotros como los cangrejos hemos incrementado la dependencia energética al ser importadores de gas, gasolina, diésel entre otros insumos justamente por falta de inversión.
No olvidemos que estamos globalizados y la Agencia Internacional de Energía plantea pasar de 17% de energía renovable al menos a 40% para 2040 ya que la espada de Damocles del calentamiento global sigue siendo el uso indiscriminado de recursos fósiles.
La contaminación atmosférica trae de cabeza a 120 países del mundo con el cambio climático y no hay de otra si deseamos lograr la neutralidad climática.
Esperemos que nuestros ilustres legisladores no hagan eco del sonido de una sola campana esto es una sola versión la oficial de sólo mis chicharrones truenan que busca no cambiarle ni una coma a las iniciativas del señor Presidente.
El precio de mover al mundo de los negocios futuros reclama una mayor utilización de las energías limpias a precios asequibles que mejoren la productividad de los recursos escasos y garanticen la seguridad energética.
Digamos no a la politiquería legislativa y no solo tengamos oídos para decretos o fantasías de primera mano a las cuales quieren acostumbrarnos.
He dixi.