Por Germán Lohr
El paquete contra la inflación y la carestía -Pacic-, al igual que el passiflorine para calmar los nervios, solo es un sedante o bien ayuda leve, para contrarrestar el fenómeno inflacionario que más nos vale mantener en un dígito.
Una vez superada su semana de gloria en la acostumbrada mañanera presidencial, viene su primer reto o aduana en el mes de mayo ya que como sabemos la inflación de abril creció y ronda casi el 8%.
Obviamente que los funcionarios de la Secretaría de Hacienda y Economía junto con Morena defienden a capa y espada este paquete y siguen hablando maravillas de las 16 medidas anunciadas, sin embargo, la espada de Damocles, seguirá siendo la inflación de precios.
La prueba del ácido como dicen los contadores estará en el índice nacional de precios al consumidor del Inegi que mes a mes mide más de 290 productos y servicios algunos de los cuales 40, están en la canasta básica alimentaria del Coneval la cual por cierto ha subido al doble en los últimos 12 meses.
Habrá que ponerle lupa pues a los 24 productos seleccionados en este paquete de productos alimenticios que serán monitoreados y que junto con el sacrificio del IEPS de las gasolinas, aranceles, es de lo medible del esfuerzo que se pretende hacer.
Analistas y economistas serios como Isaac Kats destacan medio en broma algunas preguntas acerca de este paquete que vale la pena mencionar y que son de difícil respuesta para los funcionarios avezados de la 4T.
Van algunas, ¿por qué están las zanahorias y dejaron fuera a la papa y al chícharo?, ¿por qué está el jitomate saladet y no el tomate bola?,¿por qué el pan de caja blanco y no el birote o bolillo?
Cuánto enigma, cuánto acertijo, cuánto misterio, pero allí están las preguntas que exigen respuestas; quizá, con el tiempo y un ganchito lo sabremos. Eso si no debemos desdeñar el esfuerzo del Banxico para ordenar su objetivo del 3%.
Esfuerzo de política monetaria restrictiva y acomodaticia que no perjudique del todo al sector productivo, sino que desincentive y modere el consumo duradero de ciertos bienes que se adquieren con crédito, pero que cuide o vele por los hipotecarios.
Para estos meses que vienen se va a requerir enviar señales en varios frentes apoyando la certidumbre jurídica y el vapuleado Estado de derecho, no cambiando las reglas del juego al antojo de la ideología en turno.
Solo así la cosa cambia, ya que no podemos confiarnos solo de las políticas monetaria y fiscal para salir de este hoyo en el que estamos metidos aquí, allá y acullá. Menos trabas burocráticas, menos piedras en el camino, más incentivos para invertir en todos los rincones del país y que hagan bien su tarea los tres órdenes de gobierno y el resto de los poderes.
Ojalá más pronto que después se vean resultados tangibles de este paquete y se dé un puntual seguimiento a todos y cada uno de los 24 hasta extenderlos a 40 de la canasta básica y sucesivamente al resto de bienes y servicios.
Acto seguido hay que voltear al sector agropecuario y de la construcción de vivienda al igual que otros sectores golpeados por la pandemia de Covid-19 y el alza descomunal de alimentos y energéticos.
He dixi.