El confinamiento, tomado como una de las medidas efectivas para evitar el contagio de Covid-19, y aplicado en todo el mundo ha servido para que millones de personas no enfermen debido al distanciamiento social.
Sin embargo, esta nueva normalidad ha modificado hábitos de trabajo y de estudio, afectando con ello, particularmente en el caso de los niños, su salud emocional y el de sus familias.
Karla Valdés, especialista en psicología clínica infantil señala que aunque la prioridad ha sido proteger la salud de los menores, los protocolos y las clases que se han llevado a cabo en la modalidad “en línea”, no tienen acciones para atender el aspecto emocional de los niños y adolescentes.
A lo largo de la pandemia, los maestros han detectado que más de 500 mil alumnos en edad de recibir educación básica podrán volver a clases presenciales sin problema; sin embargo, la realidad es que se enfrentarán a cuadros de ansiedad y estrés postraumático, además del rezago educativo, por lo que deberán recibir capacitación para manejar estas situaciones.
Fuente vanguardia.com.mx