Por Germán Lohr
En el libro La nueva disputa sobre el futuro, de editorial Grijalbo, su autor Luis Rubio nos brinda algunas claves en el capítulo XI: ¿Construir el futuro?.
Sí, algunas claves acerca de las acciones y caminos a emprender para reactivar el crecimiento económico y la inversión en un país con un bono demográfico aún por aprovechar.
Se sabe de antemano que es -sin duda- es otro pendientazo del gobierno de la 4T, que no ha dado pie con bola en cuanto a recuperación económica se refiere a lo largo de cuatro años de gobierno.
En este sentido, el autor asegura con justa razón que el país ya estaba en recesión cuando sobrevino la pandemia del Covid-19 y el año 2019 es el botón de muestra.
Un botón mal abrochado con el cero de crecimiento del PIB nacional para corroborarlo, y una fuerte caída del empleo formal e informal no se diga del cierre de miles de negocios.
Obviamente no se debe olvidar la caída de 2020 cercana a 9%, de las más altas de América Latina siendo el nuestro de los pocos países que no logra a la fecha emparejar el deterioro alcanzado en estos años.
Podemos estar o no de acuerdo, pero lo cierto es que estamos entre la espada y la espada y con recesión técnica o política o no, las circunstancias de hoy nos llevan a concluir con certeza que la 4T ha fallado en este y otros planos.
Ha fallado al no crear las condiciones favorables para la inversión privada de dentro y de fuera indispensable para crecer y generar riqueza y empleo que permita aminorar la creciente pobreza que nos señala el Coneval.
Luis Rubio es de la idea -y tiene toda la razón- al señalar que se necesita un nuevo arreglo político que nos traiga certidumbre y equidad.
Para ello se necesita un Estado con contrapesos efectivos e instituciones independientes no subordinadas al régimen como hoy lo estamos padeciendo a lo largo y ancho del país.
Para salir mejor librados el próximo cuarto de siglo se requiere un estado fuerte con mejor gobierno. En sus palabras un estado enclenque, incompetente, orientado al control y no al desarrollo equilibrado nunca ha sido el camino.
¿Qué necesita México? ¿Un gobierno como el de Maduro o uno como el de Merkel?, se pregunta el autor y nos reseña las valiosas experiencias de Japón, Alemania, España, Corea o las más cercanas como Colombia.
Todos estos países, lo primero que hicieron fue romper con el pasado y se encaminaron a crear gobiernos competentes con gente preparada y con contrapesos efectivos y democráticos.
Lo hicieron sin dejar de lado su sistema económico capitalista cuya premisa es ofrecer oportunidades para todos y con un sistema fiscal que incentive la inversión, el ahorro y la distribución del ingreso.
Pero, además, un capitalismo eficiente y bien regulado con una burocracia profesional e independiente que motive sobre todo a crear las condiciones para aspirar a un mayor crecimiento y desarrollo.
No somos un desierto indómito, somos un país con enormes atributos, pero muy mal organizado y con una estructura político-administrativo que nos ahoga e impide que nos desarrollemos a plenitud.
Para Rubio este ha sido de los sexenios que más daño ha provocado a la economía del país en general, y prueba de ello es la destrucción de la confianza que no permite que la inversión fluya, lo que conlleva a un sexenio perdido en cuanto a crecimiento económico.
No hay buenos resultados en cuanto a seguridad, orden, bienestar ni justicia y ya es tiempo de construir hacia el futuro.
He dixi.