La Secretaría de Salud en Sonora, hizo un llamado a la población para detectar y no permitir que suceda el acoso escolar o bullying, ya que este aumenta las probabilidades de suicidio en los menores de edad.
La institución explicó que este comportamiento es la exposición repetida a acciones negativas, perpetradas por uno o más estudiantes hacia sus compañeros, de manera física, verbal, psicológica e incluso cibernética.
Ante cualquier cambio de comportamiento, padres, madres, tutores y docentes, deben de estar atentos a cambios de comportamiento o salud mental, siendo las señales de alarma más comunes: faltar a clases frecuentemente, fingir alguna enfermedad o recurrir a excusas para no asistir y no encontrarse con el acosador.
Además, es necesario estar pendientes de las lesiones inexplicables, de la pérdida o daños en ropa, libros, computadoras, teléfonos o dispositivos electrónicos y joyería.
Los adultos deben aprender a identificar cambios en la alimentación; en la calidad del sueño, es decir, verificar que no haya dificultades para conciliar el sueño o si tienen pesadillas con frecuencia; las bajas calificaciones también pueden ser un indicio de acoso escolar, así como la pérdida de amigos o deseos de evitar situaciones sociales.
Otros focos rojos de alarma son la disminución de la autoestima, comportamiento autodestructivo y pensamientos suicidas.
La Secretaría de Salud recomendó a las familias a buscar atención psicológica para tratar este problema y ayudar al menor afectado, pero también a quien es parte del problema, el acosador, y que reciba la atención requerida. Están disponibles los servicios de salud o la línea 9-1-1 que cuenta con una brigada psicológica que orienta y guía a quien lo necesite.