El ambiente de la tradicional Procesión de Día de Muertos en la Universidad de Sonora es casi
mágico y solemne a la vez. Catrinas, difuntos, lloronas y también personas muertas en vida
formaron parte de los siete números musicales que fueron caracterizados por alrededor de
200 estudiantes, egresados y académicos del Departamento de Bellas Artes.
Los guardianes del umbral acompañaron al contingente universitario que salió a las 10:00
horas del Centro de las Artes y los primeros en hacer algarabía fueron los pequeños “buhitos”
del Centro de Desarrollo Infantil (CDI) quienes quedaron impactados por el desfile de color y
música que cruzó la avenida Galeana.
Al llegar a la calle Dr. Noriega, un gran grupo de estudiantes, académicos y personal
administrativo del Departamento de Lenguas Extranjeras ya estaban listos con pan para
ofrecer a los pobrecitos muertos que traían mucha hambre y, como recompensa, ofrecieron
cuadros musicales como “Muertos de amor”, “El Cleto”, “Las Catrinas” y “Bava/La Bruja”.
Después de saciarse el hambre, avanzaron con gran sandunga por la calle Rosales, donde
fueron vistos por muchos automovilistas que se unían con el sonido del claxon a la
celebración del Día de Muertos.
Conforme se caminaba, el aroma de las flores de cempasúchil llenó de perfume el aire, los
murmullos de la gente que cargaba fotos de amigos y familiares que trascendieron y el sonido
de las bocinas le daban un tono de alegría, pero también espiritual a la procesión. En su arribo
a la explanada del Museo y Biblioteca de la Universidad de Sonora, se hizo presente el talento
de los alumnos de la Licenciatura en Artes Escénicas, opción Actuación y Danza.