A todos toca

Cuando sistemáticamente culpamos a un solo nivel de gobierno por los problemas de inseguridad que vivimos, es probable que no entendamos la realidad completa o que tengamos algún interés político en ello.

Por escandaloso, nos hemos enterado que el municipio de Magdalena vivió 48 horas de terror, con balaceras entre grupos criminales que se apoderaron de calles y plazas para convertirlas en sus campos de batalla.

Sin embargo esas balaceras ni son nuevas ni son las únicas que se han registrado recientemente.

Residentes de Magdalena reportan intensas balaceras la madrugada del miércoles pasado, desde las 2:00 a.m. hasta el amanecer. Entonces no fueron 48 sino muchas más horas las que los habitantes de esa región de Sonora han sido sometidos al terror del crimen organizado, con grupos enfrentados entre sí.

Ya costó la vida de dos personas ajenas al tema, que se vieron en medio del fuego cruzado cuando los sicarios tomaron como campo de batalla la caseta de peaje de Magdalena, una carretera federal.

Pero es necesario entender que todos los ámbitos de Gobierno tienen un grado de responsabilidad en el tema.

Federación, estado y municipios son responsables de combatir la inseguridad, de proteger la integridad física y patrimonial de los ciudadanos de bien, que aunque son mayoría, son sometidos por una minoría.

Claro, el ámbito de facultades está marcado en la ley, no se le puede exigir lo mismo a una Policía Municipal pequeña, mal pagada, mal equipada y mal preparada, que a una Policía estatal o más a un al Ejército o a la Guardia Nacional.

Es un tema de facultades, equipamiento, preparación y presupuestos asignados y claramente hay diferencias, aunque chairos y derechairos lo ignoren porque así conviene a sus intereses políticos.

Es muy probable que la Policía de Magdalena este infiltrada, controlada, amenazada por el crimen. De hecho todas las corporaciones policiacas de todos los niveles tienen en distinto modo este problema.

En donde no debe haber diferencias es en la voluntad que deben demostrar todos los niveles de gobierno para enfrentar este asunto.

La Mesa para la Construcción de la Seguridad y la Paz en Sonora, de la que forman parte los tres órdenes de gobierno, no comunica lo suficiente, socializa poco y nada abona a que el ciudadano tenga la sensación de que se trabaja para combatir a los grupos criminales que literalmente se apoderan de nuestras calles. Es importante que lo hagan.

Y eso que no hablamos de las ejecuciones en Cajeme, los asesinatos y “levantones” de policías en Guaymas, los enfrentamientos de Caborca… en fin.

Jalamos todos

Me parece que no debemos dejar solas a las autoridades estatales ni municipales en el esfuerzo por regresar a la nueva normalidad de la que se nos habló esta semana.

En este caso el Gobierno estatal y muchos municipales, principalmente el de Hermosillo, sacan lo mejor que pueden la tarea de cuidarnos, pero no podrán hacerlo con eficacia si nosotros no ponemos la parte que nos toca.

Hermosillo no volverá a la normalidad el 18 de mayo, por eso la insistencia de la alcaldesa Celida López Cárdenas de mantener las medidas de aislamiento, cuando se pueda.

La gobernadora Claudia Pavlovich y su gabinete tienen un reto mayúsculo, de regresar paulatinamente la normalidad que la crisis económica exige, sin perder el control de contagios.

Jalemos todos, es nuestra obligación.

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