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El arranque de Trump

por Marcos Pérez Esquer

Marcos Pérez Esquer

Hace un mes, en una columna que intitulé “El reto Trump”, identifiqué tres temas que considero son los que presentan los retos torales que México tiene frente al regreso de Trump a la presidencia de los Estados Unidos. El primero es la relación comercial -incluyendo la revisión del T-MEC-, el segundo es la migración, y el tercero la seguridad.

Su discurso de toma de posesión del lunes pasado, y sus primeras acciones de gobierno, me permiten confirmar que esos tres puntos son los que marcarán la agenda de la relación México-EEUU, en los próximos cuatro años.

Respecto de la relación comercial, volvió a amagar con la imposición de aranceles de hasta el 25% a México a partir del 1º de febrero si no reduce la cantidad de inmigrantes y el tráfico de fentanilo, pero también exigió que la revisión del T-MEC, pactada para 2026 durante su primer mandato, se empiece a realizar desde ahora.

Debo decir que al menos no habló de un 100% de aranceles como los que dice que impondrá a los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), entre los que, por una suerte de lapsus mental, incluyó a España, que por supuesto no es un BRIC. Pero aún así, un 25% de aranceles sería terrible para ambas economías, pero sobre todo para la mexicana. Y la solución no consiste en devolverles la pelotita fijando aranceles a sus productos, porque las asimetrías económicas son enormes. Para ellos el total de sus exportaciones solo representan 7 puntos de su PIB, y de ese total, exportan a nuestro país solo el 16% de lo que exportan al mundo, en tanto que para México, las exportaciones representan el 34% del PIB, y de eso, exportamos a Estados Unidos más del 80% del total. La verdadera solución pasa por otra pista, la de atajar el trasiego de personas y de fentanilo, pero como sea, el reto no será menor.

En cuanto al tema de la migración, ya declaró emergencia nacional en la frontera, y fijó una serie de criterios que cambian la percepción que se tiene de los migrantes como personas vulnerables, para verlos como criminales invasores enemigos. Por ello ha ordenado la militarización de la frontera, y la eliminación de restricciones para efectuar redadas en escuelas e iglesias.

Hay quien dice que no se debe exagerar la nota, que no habrá tantas deportaciones, que en realidad los presidentes demócratas como Obama deportaban más gente. Errónea visión, ya que con los demócratas se deportaba a personas que acababan de cruzar la frontera, e incluso deportaban varias veces a una misma persona que en el transcurso de unos cuantos días intentaba el cruce varias veces -lo cual engrosa las cifras de deportaciones-, mientras que Trump está amenazando con redadas en las ciudades para deportar personas que quizá han vivido en Los Ángeles, Chicago o El Paso, durante 10, 15 o 20 años, separando a las familias que ahora deberán decidir si el hijo al que no deportaron –y que quizá ni habla español porque se lo llevaron siendo niño- lo dejarán con algún pariente allá, o si se lo traen a un país que le resulta totalmente ajeno. Es un drama humano inmenso, y otro gran reto para México. Sheinbaum ha dicho que les apoyarán con 2 mil pesos para transporte, pero ¿transporte a dónde, si su casa está en Los Ángeles, Chicago o El Paso?

Y en cuanto a la seguridad, Trump declara terroristas a los grupos criminales mexicanos, lo cual ha sido bien visto por un gran sector de la población incluso en México, sector que ve que al fin alguien combate con fuerza ese flagelo. Y claro, nadie en su sano juicio podría oponerse a que se persiga a los delincuentes, pero hay un detalle, esa declaración que los califica de grupos terroristas abre la puerta a posibles incursiones militares en nuestro territorio nacional, entre otras cuestiones que ponen en entredicho nuestra soberanía.

Me imagino operaciones como las que realizan en medio oriente mediante las cuales atacan con drones a larga distancia objetivos específicos en los que con frecuencia hay “casualties of war”, es decir, víctimas de guerra inocentes.

Pero lo más probable es que esa declaración se convierta en un pretexto para otro tipo de abusos. Cualquier persona que tenga un vínculo con un delincuente podrá ver incautados sus bienes y congeladas sus cuentas bancarias sin control judicial. Y cuando digo cualquier vínculo me refiero al médico de un delincuente, al ingeniero que le construyó una casa, al director de la escuela de sus hijos, etc.

Lo que en este tema conviene es celebrar un Tratado de Seguridad de América del Norte, con la misma formalidad y jerarquía normativa del T-MEC, por el cual se acuerde la manera de coordinar acciones trilaterales en la materia.

Insisto, los retos para nuestro gobierno son grandes… y el talento escaso.

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