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Mexicana de Aviación no despega

por Marcos Pérez Esquer

Marcos Pérez Esquer

Para empezar el año, el Gobierno Federal informó que Mexicana de Aviación, empresa estatal administrada por la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), reducirá casi la mitad de sus rutas tras apenas un año de operaciones. En concreto, Mexicana de Aviación cortó sus alas cancelando 8 de las 18 rutas que operaba hasta el pasado Día de Reyes.

Entre las rutas eliminadas se encuentran Acapulco, Campeche, Guadalajara, Ixtapa, Nuevo Laredo, Puerto Vallarta, Uruapan y Villahermosa, debido a la baja demanda de pasajeros. Cabe recordar que, si bien su factor de ocupación de vuelos ronda el 45%, numerosos medios de comunicación han reportado vuelos con ocupaciones mínimas, llegando a registrar trayectos con apenas 10, 8, 6 e incluso solo 2 pasajeros. Para ponerlo en perspectiva, téngase en cuenta que las aerolíneas privadas tienen un factor de ocupación que supera el 85%.

Lo cierto es que se trata de la crónica de un fracaso anunciado. La aerolínea fue adquirida por el gobierno a mediados de 2023, rescatándola de su quiebra declarada en 2014, con la intención de reactivarla como una opción de bajo costo. Comenzó sus operaciones con tres aviones Boeing propiedad de SEDENA (dos de ellos usados en el operativo conocido como “culiacanazo”) y dos Embraer alquilados a Transportes Aéreos Regionales (TAR), su socio operador. Sin embargo, tras revisar el contrato con TAR, la aerolínea perdió esas dos aeronaves, además de una más del Ejército, quedando actualmente con solo dos aviones.

Así, Mexicana de Aviación —ahora denominada oficialmente Aerolínea del Estado Mexicano S.A. de C.V.— se suma a la lista de proyectos públicos impulsados por el expresidente López Obrador que han fracasado estrepitosamente, como ha sido el caso del propio aeropuerto base de las operaciones de Mexicana de Aviación, como lo es el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), entre otros. Proyectos lanzados sin estudios realistas de viabilidad económica, que ahora dependen del erario.

Según datos de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), entre enero y noviembre de 2024, Mexicana de Aviación transportó solo a 256,000 de los 60 millones de pasajeros nacionales, lo que equivale al 0.46% del total.

En 2023, la aerolínea estatal gastó 815 millones de pesos en la compra de la marca y activos de Mexicana de Aviación. Para 2024, el Presupuesto de Egresos de la Federación le destinó 8,340.6 millones de pesos. Entre enero y septiembre, considerando tan solo sus gastos operativos, la empresa gastó 7 veces más de lo que ingresó (1,700 millones de pesos de gasto contra 243 millones de ingresos). Este dinero pudo haberse empleado en mejorar hospitales, combatir el desabasto de medicamentos, otorgar más becas educativas o enfrentar la inseguridad, en lugar de canalizarlo a un proyecto fallido.

Otro error significativo en la gestión de Mexicana de Aviación fue el contrato con Petrus Aero Holdings. En abril pasado, el expresidente López Obrador dijo haber sido estafado por esta empresa, que incumplió un contrato de arrendamiento de 10 aeronaves, mantenimiento, tripulaciones y capacitación por 527 millones de dólares. Además, Petrus demandó al gobierno mexicano ante un tribunal de Nueva York, reclamando 838.5 millones de dólares a SEDENA.

Desde un inicio, diversas voces denunciaron la opacidad de SEDENA respecto a los estudios socioeconómicos de mercado y factibilidad técnica para la operación de la aerolínea. Es fundamental que el gobierno transparente esta información, especialmente ahora que la presidenta Sheinbaum asegura que Mexicana de Aviación tiene “larga vida” y se ha reportado la posible adquisición de 20 aviones Embraer por 21 mil millones de pesos. De acuerdo con expertos en aeronáutica, considerando lo anterior, el costo total del proyecto ascendería a 35 mil millones de pesos. ¿No estaremos metiendo dinero bueno al malo? Por eso urge la transparencia; pero, en lo que constituye otra tragedia, esto ocurre precisamente cuando el gobierno desmantela el Instituto Nacional de Transparencia (INAI).

En suma, el desenlace era predecible. Sin suficiente demanda, la aerolínea ha sido incapaz de cubrir sus gastos operativos, y se ha convertido en un despilfarro de recursos públicos que, lejos de generar beneficios, supone una carga presupuestaria en perjuicio de la ciudadanía.

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