A fin de contribuir con propuestas para el debate nacional se despierta de nuevo el interés por el tema de la energía para el desarrollo del cual llevamos algunas décadas hablando, no obstante, haberse empantanado en el sexenio de la 4T.
Lo que por sabido se calla diría Octavio Paz, esto es, que la responsabilidad constitucional del Estado mexicano de garantizar la disponibilidad de energía para todos, en la realidad actual pues no se ha cumplido.
Seguimos atorados con dimes y diretes, mitos y mitotes diría el clásico, por no decir en el limbo de una transición energética, burocrática, jurídica, enredosa, fallida y hasta allí lo dejo para no agregarle más calificativos.
En la actualidad vamos con rezago comparado con economías como la nuestra no se diga de la OCDE, en materia por ejemplo de un aprovechamiento óptimo y racional de los energéticos que utilizamos.
En materia de importaciones dejamos de ser superavitarios a partir del 2015 tanto en gasolina, diésel, gas, y varios petroquímicos que traemos de la unión americana.
PEMEX cada vez produce menos y cuesta más y aparte es contaminante en exceso sino pregunten a los habitantes de Cadereyta en Nuevo León o a los de Tula en Hidalgo como la refinería y termoeléctrica siguen de mal en peor con sus altas emisiones de carbono.
En la meta como país de cero emisiones netas de carbono para el 2050 que en parte abandonamos ante la pandemia de COVID vamos muy atrás y es urgente retomarla de nuevo.
Luego entonces menos carbón y combustóleo y más energías limpias son necesarias para ir equilibrando nuestra matriz energética tan dependiente de los combustibles fósiles.
Necesitamos mejorar la eficiencia energética en las cadenas de producción y en el consumo no se diga hacer un uso más racional de los hidrocarburos en la petroquímica léase fertilizantes y reciclaje de residuos industriales
Vaya que nos hace falta un rediseño para poner orden en lo jurídico y en la planeación estratégica del mediano plazo tanto en PEMEX como en CFE evitando ocurrencias, litigios, decisiones discrecionales para empezar de nuevo a hablar sobre la sustentabilidad y viabilidad de los mismos.
Ni duda cabe que un FODA al arranque del sexenio será de suma importancia para medir las oportunidades que afortunadamente las hay, pero sobre todo las debilidades y amenazas como son la deuda excesiva, las pensiones, el sindicato, la misma obsolescencia de las instalaciones y un largo etcétera.
Empero, la 4T con sus demonios y tanta traba un día sí y otro también tiene empantanado este asunto con miras a destrabarse pronto.
Pero bueno, oportunidades las hay en el manejo integral del gas natural, energía nuclear, hidrogeno verde, conversión de refinerías a plantas petroquímicas, combustibles líquidos a petroquímicos de mayor valor agregado, etc.
Ya sabemos que nuestra renta petrolera que viene en caída libre desde el 2013 tiene que ser revalorada y revisada según disposiciones que norman sus usos y costumbres, aunque siempre orientada hacia el gasto corriente del gobierno federal.
Ahora hay que delimitar su destino dicen los que saben si queremos garantizar ahorro e inversión futura para salvar del naufragio lo que quede.
HE DIXI.